¿Qué pasará ahora con los afganos que ayudaron a Estados Unidos? – The New York Times (Español)

Decenas de miles de afganos arriesgaron sus vidas para ayudar al ejército de Estados Unidos en Afganistán. Muchos de ellos trabajaron como intérpretes junto a los soldados estadounidenses en combate. Ahora, tras la toma del poder por parte de los talibanes, están más desesperados que nunca por marcharse, pero el paso rápido y seguro a Estados Unidos puede resultar complicado.

Según el Comité Internacional de Rescate, más de 300.000 civiles afganos han colaborado con la misión estadounidense a lo largo de sus dos décadas de presencia en el país, pero una minoría cumple los requisitos para recibir la protección destinada a los refugiados en Estados Unidos.

Entre ellos están quienes trabajaron con el ejército estadounidense, ellos y sus familias podrán obtener visas de inmigrantes especiales. Sin embargo, miles de personas están atrapadas en un retraso de años que no hace más que aumentar a medida que la situación sobre el terreno se deteriora tras la retirada de las tropas estadounidenses.

Unas 2000 personas cuyos casos ya habían sido aprobados llegaron a Estados Unidos en los vuelos de evacuación procedentes de Kabul, la capital, que comenzaron en julio. Las llegadas más recientes aterrizaron en suelo estadounidense a última hora del domingo para luego ser procesadas en una base militar de Virginia, según las agencias de reasentamiento de refugiados.

El presidente Joe Biden dijo el lunes, al dirigr un mensaje a la nación, que había planes para transportar por aire a más familias afganas en los “próximos días”, aunque no dio detalles.

Los defensores de los refugiados dijeron que temían que miles de personas vulnerables se quedaran atrás, por su cuenta y riesgo, a medida que los militantes reforzaban su control sobre el territorio de Afganistán. Los talibanes han cerrado los cruces fronterizos, dejando el aeropuerto de Kabul como única salida del país.

Aquellos que apoyaron la misión de Estados Unidos se enfrentan a la posibilidad de sufrir graves represalias por parte de los talibanes, dijo Jenny Yang, vicepresidenta de promoción y política de World Relief, una organización que ha reasentado a cientos de beneficiarios de visas para inmigrantes especiales en los últimos años.

Desde 2002, Estados Unidos ha contratado a ciudadanos afganos para ayudar a las tropas, los diplomáticos y los trabajadores humanitarios estadounidenses. Como resultado de su asociación con Estados Unidos, muchos fueron amenazados, secuestrados y atacados, y un número desconocido de ellos asesinados. En respuesta, el Congreso creó los programas de visas para inmigrantes especiales con el fin de ofrecer a estos trabajadores una vía de residencia legal en Estados Unidos.

Pero los programas, que gozan de un amplio apoyo de ambos partidos, se han visto empañados por los retrasos en la tramitación.

Los solicitantes deben demostrar que han sido empleados durante al menos dos años por el gobierno estadounidense o una entidad asociada. Entre otros trámites, deben demostrar que prestaron un servicio valioso y presentar una recomendación de un supervisor estadounidense. También deben demostrar que sufrieron, o sufren, una amenaza grave como consecuencia de su trabajo para Estados Unidos.

Más de 15.000 afganos, además de sus familiares, ya han sido reubicados en Estados Unidos con visas de inmigrantes especiales, de un total de 34.500 visas autorizadas.

Al menos 18.000 personas tienen solicitudes pendientes, y se espera que esa cifra aumente considerablemente dado el deterioro de la situación en Afganistán.

“Tenemos clientes que la solicitaron hace diez años”, dijo Betsy Fisher, directora de estrategia del Proyecto Internacional de Asistencia a los Refugiados. “Algunos lo han hecho en las últimas semanas porque temían por sus vidas”.

Los críticos dicen que el gobierno de Estados Unidos, desde hace varias gestiones, ha retrasado las aprobaciones de visas para inmigrantes especiales al exigir una cantidad extraordinaria de documentación como parte de un trámite que consiste en 14 pasos difícil de manejar.

Los solicitantes se han enfrentado a tiempos de espera promedio de tres años, aunque el Congreso había especificado que no deberían tardar más de nueve meses. Muchos han estado esperando hasta una década a que sus casos se resuelvan.

“Vemos que la gente cae en ciclos viciosos, en los que obtienen un documento, lo presentan y el proceso de revisión tarda tanto que la oficina requiere entonces información actualizada que puede tardar meses o años en revisar”, dijo Fisher.

Además, los controles de seguridad pueden demorar años en completarse, dijo.

Los beneficiarios de la visa de inmigrante especial tienen derecho a los mismos beneficios de reasentamiento que los refugiados. Llegan con green cards (permisos de trabajo) y pueden solicitar la ciudadanía estadounidense después de cinco años. Pero no están clasificados como refugiados, ni cuentan en el número de refugiados que Estados Unidos se compromete a admitir cada año.

Desde julio, el gobierno estadounidense ha evacuado a unos 2000 intérpretes y sus familias, cuyos casos ya habían sido aprobados. Fueron trasladados desde Kabul a la base militar de Fort Lee, al sur de Richmond, Virginia, y desde entonces muchos han sido enviados a ciudades de todo el país.

Pero el personal de las agencias de reasentamiento de refugiados fue notificado después de que el último vuelo aterrizara el domingo que los planes para evacuar a más afganos habían sido suspendidos.

Garry Reid, un funcionario civil del Pentágono encargado de gestionar las evacuaciones, dijo el lunes que 700 aliados afganos habían sido evacuados en las 48 horas anteriores. Dijo que Estados Unidos ampliaría los esfuerzos para recibir a más afganos desde las bases militares estadounidenses, pero no ofreció un calendario específico.

La semana pasada, funcionarios estadounidenses anunciaron que se enviarían 1000 funcionarios a Catar, a donde se dirigieron muchas de las personas que salieron de Afganistán, para acelerar la tramitación de las visas.

“Reconocemos el riesgo al que se enfrentan y estamos haciendo todo lo posible para poner en marcha esta operación a gran escala, de modo que podamos tramitar el mayor número posible en estas condiciones tan difíciles”, dijo Reid.

El gobierno de Biden también ha estado negociando con varios países de Oriente Medio y Asia Central para que acojan temporalmente a algunas personas hasta que puedan ser reasentadas en Estados Unidos.

Pero no estaba claro si sería posible evacuar a más aliados afganos, al menos por ahora, dada la volatilidad sobre el terreno.

El gobierno de Biden anunció recientemente que permitiría a los afganos usar el programa regular de refugiados de Estados Unidos, otra vía de reasentamiento. Los solicitantes elegibles incluirían a personas que trabajen para organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y otros afiliados a Estados Unidos, siempre que sean remitidos por su empleador.

Sin embargo, los defensores de los refugiados afirman que esto no ofrece un refugio inmediato a los afganos que necesitan protección urgente, sino que simplemente amplía el grupo de personas que buscan entrar en Estados Unidos.

Estados Unidos evacuó a más de 100.000 vietnamitas a Guam antes y después de la caída de Saigón en 1975.

El presidente Gerald R. Ford creó un grupo de trabajo interinstitucional para transportar, procesar y reasentar a los refugiados. El gobernador de Guam aceptó acogerlos temporalmente, y los aliados fueron evacuados por aire y mar.

Hubiera sido mejor evacuar de forma similar a todos los que tenían una solicitud pendiente y que se encontraban en Afganistán para continuar el proceso de revisión en un lugar seguro antes de acelerar la retirada, dijo Adam Bates, asesor político del Proyecto Internacional de Asistencia a los Refugiados.

“No había ninguna razón para llegar a esta locura en las últimas horas de la presencia estadounidense en Afganistán”, dijo. “Estas evacuaciones podrían haber ocurrido hace meses y deberían haberlo hecho”.

Miriam Jordan es corresponsal en la sección Nacional. Cubre el impacto de la migración en la sociedad, la cultura y la economía de Estados Unidos. Antes de unirse al Times, cubrió inmigración por más de una década en el Wall Street Journal y fue corresponsal en Brasil, Israel, Hong Kong e India. @mirjordan