OPINIÓN: México-Estados Unidos. Otra visita desperdiciada – Los Angeles Times

La mejor política exterior es la interior declaró alguna vez AMLO, muy al inicio de su mandato. Otra de las muchas frases que tanto le gustan y tanto nos distraen a los mexicanos. La lectura que en ese entonces muchos quisimos darle fue que, al mejorar el país gracias a los programas y políticas públicas de su gobierno, seríamos bien vistos por otros países y nos ganaríamos su respeto, llegarían turismo e inversiones y aprovecharíamos de mucho mejor manera y sobre todo con mayor dignidad nuestra vecindad con la mayor economía del mundo. No sonaba nada mal.

Quizá la lectura que hoy deberíamos darle a esa frase es que, si el país va mal, así nos ven desde afuera. Y a juzgar por la perspectiva de una abrumadora mayoría de analistas sociales, el país va muy mal.

Y no me refiero a los extremos, es decir a aquellos, los menos, que desde cualquier espacio lo alaban, cayendo en contradicciones con lo que durante mucho tiempo ellos mismos dijeron y criticaron en otros gobiernos o a quienes, en el otro extremo, sistemáticamente y con agendas oscuras están siempre en contra de AMLO.

Me refiero a una veintena de analistas que desde hace por lo menos 25 años, por diferentes vías, han contribuido al análisis social de lo que ocurre en México y con quienes puede uno estar en desacuerdo, pero no descalificar por oportunistas, serviles al gobierno o a intereses oscuros y que han criticado los errores de otros mandatarios cuando sus análisis los llevan a esa conclusión.

Lo internacional no puede escapar a ese análisis y si, efectivamente, la política exterior es reflejo de la interior, en particular en lo que se refiere a la relación con Estados Unidos. Es cada vez más claro que nos ven, como un país que necesitan pero que va mal y no como un socio.

Hace unos días estuvo de visita en México Antony Blinken, secretario de Estado de Joe Biden, el equivalente en México de secretario de relaciones exteriores. No se puede tener mejor interlocutor. Esta visita se suma a la de muchos otros funcionarios de alto nivel y los resultados para México son nulos. Llena de lugares comunes, se trata de otra oportunidad desperdiciada. Otro viaje inútil para México.

AMLO declaró, durante su conferencia matutina, el mismo día de la reunión ya con Blinken en camino a México que “no hay una agenda definitiva ni él trae una agenda especial” ¿Es en serio? ¿El secretario de Estado del país más poderoso del mundo viene a México sin una agenda? ¿Hasta dónde llega la capacidad de engaño, de distracción, del presidente mexicano? Los reporteros que cubren sus conferencias matutinas ¿ni siquiera verifican el Twitter del Departamento de Estado? Desde la oficina de Blinken, hace días, se dijo que se abordarían el tráfico de drogas y la migración.

Dicho así, con ese nivel de generalidad, cabe la pregunta de ¿a cuál migración se refiere? ¿Cuál es la perspectiva? ¿Cómo ordenar la migración de los mexicanos hacia Estados Unidos? ¿Cómo otorgar más visas y evitar así que los migrantes recurran a las organizaciones criminales? ¿Cómo mejorar las condiciones de vida de los inmigrantes mexicanos?

Ya durante la visita se supo a lo que se refería Blinken, a lo que este gobierno le ha entregado a Estados Unidos desde Trump, el control rígido y explícito, pagado por los mexicanos, de la migración centroamericana. ¿Cuál es la agenda mexicana en el tema migratorio? Quizá por eso se prefiere el engaño y decir que es una reunión entre “cuates”, sin agenda.

Parecería que la apuesta, la mayor aspiración del gobierno mexicano es a no pelear con Estados Unidos, a que no se enojen. Esa es la constante. No hay más plan

Con Donald Trump era difícil no pelear, había que someterse totalmente y se logró, bastó que levantara un poco la voz, para que AMLO enviara a su secretario de relaciones exteriores a dar todo, hasta lo que Trump no había pedido, a comprometer la tercera parte de la guardia nacional para contener a los migrantes centroamericanos.

Con Joe Biden las formas son diferentes, pero el fondo es el mismo. De manera cíclica, AMLO sube un poco la temperatura de la relación, boicotea iniciativas estadounidenses como la cumbre en Los Ángeles o las posiciones en torno a la invasión rusa a Ucrania, recibe con honores a enemigos de Estados Unidos y se envuelve en la bandera de la soberanía para vender en México, que es donde es excelente vendedor, la idea de que Estados Unidos amenaza nuestra soberanía. Le mandan entonces a algún funcionario y, para usar una expresión muy mexicana, “se raja de más”. Ya hasta cambió de opinión y no va a hablar de soberanía mexicana este 16 de septiembre como lo había anunciado.

No pelear con Estados Unidos, algo que de cualquier forma no ocurrirá y AMLO lo sabe, es una aspiración muy pobre. Se debería aprovechar, en beneficio de México y de los mexicanos en ambos países, la necesidad que nuestro poderoso vecino tiene de nosotros.

Pero como en lo interno, se apuesta al engaño, a la distracción.

* Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute