Los roedores son una plaga en muchas ciudades de Estados Unidos. Demasiada basura. Solo hay que darse un garbeo por Nueva York. A pesar de ese afán por deshacerse de esos múridos, hay uno al que quieren, y exigen, abrir las puertas.
El Ratón, este es el mote de Ovidio Guzmán, uno de los hijos del célebre narco el Chapo, ex jefe del cártel de Sinaloa, que cumple cadena perpetua en un penal de alta seguridad en Colorado, tras ser condenado en Brooklyn, en 2019.
El chapito Guzmán, de 32 años y cuya detención en Culiacán este jueves se saldó con 29 muertos (diez militares y 19 sicarios) en la ola de violencia desatada, no será extraditado de momento a EE.UU., según las autoridades mexicanas.
México suma 29 muertos por la violencia desatada tras la detención del hijo del “Chapo”
Marcelo Ebrand, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, descartó que el envío al país del norte sea inmediato.
Ebrand señaló que se ha de seguir un procedimiento legal y subrayó que Guzmán tiene un proceso en México, “que es el que da origen a la orden de detención”, y que es el que se ha de desarrollar en primer lugar.
Aseguró, además, que “no han participado elementos ni agencias estadounidenses en el operativo de captura”.
EE.UU. había ofrecido cinco millones de recompensa por pistas que llevaran hasta la madriguera del Ratón. Su papel cobró gran importancia tras la neutralización de su padre.
En la refriega murieron 10 militares y 19 sicarios, que trataron de impedir el traslado del detenido
Su organización está considerada como la gran exportadora de cocaína, heroína o metanfetamina y ha emergido como uno de los principales abastecedores de fentanilo. Los investigadores creen que el cártel de Sinaloa controla la mayor parte del tráfico en el suroeste de la frontera con EE.UU.
Guzmán fue imputado en Estados Unidos en el 2018. De acuerdo con los dos gobiernos, asumió la responsabilidad entre sus hermanos en el negocio del Chapo junto al que se considera el verdadero capo del cártel, Ismael El Mayo Zambada.
La petición de extradición se remonta a septiembre de 2019, así lo confirmó Ebrand, y el 17 de octubre de ese año ya se produjo una operación fallida, el llamado culiacanazo. Ovidio fue detenido y liberado por orden expresa a las fuerzas de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador. Justificó aquel humillante sonrojo replicando que había preferido “las vidas a las balas”.
Pasados algo poco más de tres años, López Obrador recibió la crítica opuesta por la violencia desatada. “Se actuó en aras de garantizar la seguridad de la ciudadanía y del pueblo sinaloense”, recalcó el presidente este viernes en rueda de prensa.
El ministro de Defensa, Luis Crescencio Sandoval, terció que no se produjo ninguna defunción de civiles en medio de un paisaje de operación bélica.
El “ejército” de Guzmán se enfrentó a la Guardia Nacional, que dispuso de casi 3.600 efectivos, con ametralladoras de gran calibre. Fue necesaria la intervención de un helicóptero Black Hawk para neutralizar a los narcoterroristas, que también abrieron fuego contra aviones militares y civiles para evitar que evacuaran al detenido. A Guzmán, sin embargo, lo sacaron en helicóptero a un pequeño aeropuerto, desde el que voló a la capital. Este viernes ya estaba en la prisión de Altiplano, famoso penal por una espectacular fuga de su padre.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, afirmó este viernes que en la capital ya no se veían civiles armados. Persistía un más que aparente dispositivo de las fuerzas de seguridad.
Guzmán hijo, con el mote del ‘Ratón’, ingresó en el presidio del Altiplano, del que su padre ya se fugó
Hubo voces en Culiacán que apuntaron con el dedo al presidente. Le acusaron de falta de agresividad y demasiada tolerancia hacia el crimen organizado desde que tomó posesión en el 2018. Esta situación habría permitido a los cárteles reestructurarse y reforzarse tanto en armas como en sus finanzas.
A nadie le pasó por alto que la intervención se ha desarrollado en vísperas de la visita a México del presidente estadounidense Joe Biden, esta próxima semana. Si bien diversos expertos recordaron que el operativo se prolongó seis meses y que se actuó cuando se tuvo la certeza de que se había localizado a Ovidio, otros observan el carácter congratulatorio con el visitante, que vea que en México “se está haciendo algo”.