“Cada hora, cada día que estoy aquí, la quiero aprovechar porque estas oportunidades no son muy comunes, especialmente para alguien que llegó como indocumentado a los Estados Unidos”, dijo Manuel Castro.
El alcalde Eric Adams designó a Castro como comisionado de la Oficina del Alcalde de Asuntos de Inmigrantes, y en ese puesto tiene que asegurarse de que los inmigrantes tengan acceso a los recursos.
Esta es la primera vez que una persona que fue indocumentada ocupa este puesto.
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“Queremos nosotros hacerles llegar esos servicios a toda persona aunque no hable inglés, aunque no tenga estatus inmigratorio, que sepa que hay servicios importantes para ayudarle en su vida diaria”, agregó Castro.
Y es que sus vivencias lo han hecho experimentar en carne propia lo que pasa un inmigrante.
A sus cinco años cruzó la frontera con su mamá. Una odisea que aún recuerda.
“Porque 100 grados centígrados, el calor, la falta de agua”.
Aquí se reunió con su papá, quien había llegado unos años antes.
Su mamá trabajaba en fábricas de ropa y su papá era el encargado de mantenimiento de un gimnasio.
Los Castro.
“Crecí viéndolos trabajar, algunas veces sufriendo porque no les pagaron, porque tomaron ventajas de ellos”.
Castro estudio y formó parte de la primera generación de “dreamers” (soñadores).
Obtuvo una licenciatura en Antropología y una maestría en Administración Pública. Fue el único de su familia en llegar a universidad pero su estatus migratorio se convirtió en un obstáculo laboral.
“Mis amigos, mis amistades, pudieron entrar donde ellos quisieron entrar y yo no pude. Así que se siente muy difícil”, dijo Castro.
No fue sino hasta sus 30 años que pudo obtener su ‘green card’. Su trayectoria lo motivó a ser una voz para la comunidad hispana.
Antes de ocupar este puesto, Castro era el director ejecutivo de NICE, una organización sin fines de lucro que defiende los derechos de los inmigrantes.
Comisionado de la Oficina del Alcalde de Asuntos de los Inmigrantes.
“Conozco mucho no solo a las organizaciones sin fines de lucro, a las organizaciones comunitarias, a las iglesias, pero también a los trabajadores mismos, a la comunidad misma que se involucra y también quiere ver cambios en nuestra ciudad”.
A pesar de este gran logro, los padres de Castros siguen como indocumentados.
“Esto es un ejemplo de lo que se puede hacer, de lo que se puede lograr, pero también hace falta mucho, ¿no?, mucho camino por recorrer”.