Lecciones de la elección en Estados Unidos – Cambio Colombia

Ya a estas alturas y después de una semana, está definido que el resultado electoral en Estados Unidos permitirá que los demócratas mantengan su delgada mayoría en el Senado y que los republicanos logren una mayoría también muy débil en la Cámara. Si así terminan siendo las cosas, bien vale decir que la jornada puede calificarse como un triunfo para el partido de gobierno. Pero, ¿qué lecciones deja este proceso desde el punto de vista político y electoral?

Para empezar, creo que el fallo de la Corte Suprema sobre el aborto y la campaña que acaba de terminar, mostraron claramente en dónde yace el límite de la estrategia del populismo de derecha en contra de los derechos. Durante décadas, los republicanos creyeron que dirigir todos sus esfuerzos a acabar con el derecho al aborto iba a dar muchos frutos electorales. Por años, intentaron limitar el ejercicio de ese derecho –consagrado en la decisión Roe versus Wade– hasta exterminarlo de tajo. Pero mataron el tigre y se asustaron con la piel.

Después de la decisión de la Corte actual, la opinión pública empezó a reaccionar en contra y los republicanos optaron por el silencio. No hay un tema que los candidatos demócratas hayan explotado mejor que ese para recordarle al electorado que el suyo es el partido de los derechos; y los votantes parecen haber entendido que al menos en este tema, ya no están dispuestos a apostarles a las restricciones al ejercicio de los derechos. El populismo de derecha que trató de presentar el tema de los derechos como un asunto simplemente “políticamente correcto” y propio de las élites liberales que no se representaban sino a sí mismas, ha recibido un mensaje claro: se va a necesitar más que esa manipulación discursiva para que la sociedad renuncie voluntariamente a los derechos que con tanto esfuerzo han logrado.

Y es por esa misma razón que la otra falta grave que tampoco están dispuestos a perdonar es la intención de atentar contra la democracia para mantenerse en el poder. Ni la toma del Capitolio en enero –auspiciada por el gobierno Trump–, ni el discurso negacionista de los resultados electorales que planeaba restarle legitimidad al gobierno Biden funcionaron bien. Los estadounidenses, particularmente los conservadores y republicanos, dejaron claro que no están dispuestos a cruzar esa línea roja de la mano del líder de su partido.

El mensaje para estas nuevas formas de populismo es claro: los votantes están muy lejos de querer acompañar a estas alternativas políticas en su intento de debilitar la democracia y el estado de derecho. El declive de las ideas liberales parece ya haber pasado por su peor momento; aquellos que escogieron como bandera de lucha la erosión de las instituciones y los principios liberales cruzaron el límite de tolerancia de la opinión y ahora parecen estar sufriendo las consecuencias. Los votantes mismos han trazado la línea que no están dispuestos a cruzar.

Pero es preciso algo de cautela. La derecha radical republicana está lejos de desaparecer. De hecho, dada la tenue mayoría de los republicanos en la Cámara, aunque son un grupo pequeño, tienen la posibilidad de bloquear muchas iniciativas. Siendo más amigos de obstaculizar y desmantelar que de proponer y crear, todavía tienen un margen de maniobra amplio para “no dejar hacer” ni a su partido, ni al gobierno Biden.

Es posible que este mensaje no sea exclusivo del proceso político estadounidense. Como muchos de los fenómenos políticos coyunturales, el auge del populismo parece haber tocado su techo y empezado a decrecer. Ya en muchas esquinas del mundo, múltiples sociedades han experimentado los efectos de tan nefasto experimento. Ojalá el intervalo haya sido aprovechado también por los defensores de las ideas liberales para reflexionar sobre las causas de su propia crisis, y ojalá ello signifique una reformulación de su discurso y de sus estrategias políticas.