Informe Primer plano sobre Becas Deportivas: un fenómeno creciente – La Voz del Interior

“Elige tu deporte”, “Ayuda financiera disponible”, “Programa de estudios”, “Requisitos de becas USA”… Una sencilla búsqueda en Google puede arrojar decenas y decenas de páginas web donde empezar a sondear un fenómeno en crecimiento entre deportistas de Córdoba y todo el país. ¿El disparador? Becas deportivas en Estados Unidos.

La creciente movilidad juvenil hacia otros países en búsqueda de una experiencia laboral y de vida reflejada días atrás en estas páginas tiene su correlación con otra forma de atravesar fronteras, aunque sin resignar algunos de los pilares sobre los que se apoyan las rutinas (y las vidas) de estos jóvenes: el deporte y el estudio.

Agencias especializadas en la materia, vínculos entre las universidades y algunas federaciones deportivas del país o la búsqueda personal para lograrlo a partir del deseo irrefrenable de acceder a la beca, son algunos de los caminos que en el último tiempo tomaron deportistas de Córdoba para complementar de otro modo el estudio y el deporte.

Desde Río Cuarto a Freyre, desde La Falda a Marcos Juárez, el mapa provincial está minado de deportistas que viven ahora la experiencia.

“Aproximadamente de Córdoba, solamente cursando, en este momento hay más de 150 tenistas en diferentes niveles deportivos y académicos”, asevera Andrea Roqué, una cordobesa cuyas dos hijas se fueron a jugar al tenis a Estados Unidos hace más de una década con beca universitaria y que, a partir de ese momento, comenzó a trabajar en reclutamiento de deportistas para que vivan la misma experiencia.

El número es impactante, y aunque no en la misma cantidad, el éxodo se replica en otros deportes como golf, atletismo, hockey, vóley e incluso fútbol. “Es una oleada”, sentencia Roqué.

“Durante este año, muchos chicos de atletismo de Argentina me estuvieron preguntando sobre el tema de venir a Estados Unidos”, cuenta desde Beamont (Texas) la cordobesa Mariam Buenanueva.

Pura fuerza. “Mili” Arteta llevó sus goles desde La Salle a Boston College. (Gentileza)
Pura fuerza. “Mili” Arteta llevó sus goles desde La Salle a Boston College. (Gentileza)

La heptatleta capitalina regresa hoy al país luego de haber completado su primer semestre como miembro de la Lamar University, donde practica atletismo y estudia Business and Management.

“Empecé a ver por mi cuenta cómo era todo el tema de las universidades de Estados Unidos, qué información requerían, a quién se las tenía que mandar. Y mandé a varias de División 1, que están en el nivel competitivo más alto. Un entrenador me pidió que le mande unos videos, que rindiera un examen de inglés para ver el nivel y salió todo perfecto. Me ofreció la beca completa y me dio toda la confianza”, relata.

De un mes para el otro, Mariam había conseguido su gran objetivo.

“Es que no me veía estudiando en Argentina. Mi sueño era estar en Estados Unidos. Mi cabeza estaba en eso después de haber escuchado cómo era el sistema, el nivel de competencia y organización que tienen acá…”, reconoce.

Sobre su nueva vida en Texas, cuenta: “Es todo hermoso. Te dan todo lo que necesites, un tutor para el estudio si te hace falta, tenés un plan de competencia muy bien organizado, comida, zapatillas, ropa… Está todo incluido. Y puedo entrenar, estudiar y competir”, valora la atleta.

En la misma universidad que Mariam está el golfista riocuartense Guillermo Estivill.

Casi tres mil kilómetros al norte está Milagros Arteta, jugadora de hockey del La Salle.

Milagros Arteta, jugadora de hockey del La Salle. Ahora en Estados Unidos. (Gentileza)
Milagros Arteta, jugadora de hockey del La Salle. Ahora en Estados Unidos. (Gentileza)

“Mili” también se fue el año pasado a Estados Unidos pero se instaló en Boston, donde estudia Administración de Empresas y juega para el Boston College. En Córdoba, ya había completado dos años de Ciencias Económicas en la Universidad Nacional. “Me transferí con dos años garantizados, más algunas materias que son parecidas. La idea es recibirme en mayo de 2023″, cuenta.

“Me contactó una agencia en plena pandemia. Al principio no me convenció mucho. Estaba cómoda, contenta con mi club y enfocada en mis estudios. Pero le di una oportunidad. Sabía que tenía posibilidades de llegar a universidades grandes por mi nivel de hockey y probé”, explica y puntualiza: “La agencia lo que hace es armar un currículum con todos tus logros y un flashback de videos jugando. Y eso se presenta en universidades en base a lo que vos querés”.

Como ya estudiaba en Córdoba, “Mili” no tuvo que rendir examen de ingreso pero sí el de inglés. “Tenés que tener un nivel de inglés bastante alto; si no, no ingresás”, advierte.

“Tengo beca deportiva que consta de alojamiento, seguro médico y todo lo relacionado al estudio; pasajes de avión, la comida y todos los elementos de hockey. Los únicos gastos que tengo son los personales, como salir a cenar o comprarme ropa que no sea deportiva”, cuenta desde Boston quien cursa por la mañana y se entrena de 12 a 16 todos los días. “Mi vida acá es bastante agitada, pero si sos metódica, lo podés hacer bien”, asegura.

“Es un crecimiento personal muy grande. Te volvés muy independiente, vivís sola en otro país, te manejas sola… además, el poder aprender otro idioma como el inglés perfectamente, estudiar y tener un título de una universidad de Estados Unidos, hoy en el mercado laboral te da un nivel más a la hora de competir”, valora la cordobesa.

El mismo camino seguirá Julieta Oviedo, jugadora de golf de Alta Gracia que se está preparando para cumplir con todos los requisitos solicitados y desde agosto ser parte de la Stetson University en Florida.

Julieta Oviedo, distinguida con el Premio Estímulo 2021 en golf. (José Gabriel Hernández)
Julieta Oviedo, distinguida con el Premio Estímulo 2021 en golf. (José Gabriel Hernández)

“Ahora me estoy preparando para rendir el SAT (examen de ingreso a la Universidad que rinden todos, locales y extranjeros) y el Toefl (examen de inglés). Más la traducción de papeles, la visa… Hay mucho por hacer”, dice “Juli”, quien se sumergirá en esta experiencia con el objetivo de “progresar tanto en el deporte como personalmente”.

“En mi deporte, no hay tanto futuro en Argentina. Podes jugar algunas competencias pero te quedás estancado. Irte a una universidad te puede dar un montón de posibilidades nuevas”, plantea.

Ella gestionó su beca por su cuenta. “Empecé a enviar correos a las universidades con mis resultados deportivos, mis notas en el colegio… Mi beca es 100 por ciento: alojamiento, libros, viajes, ropa, todo incluido”, cuenta quien estudiará Business International.

Apoyo en todo sentido

“En Estados Unidos hay más de mil universidades con programas de golf, lo que otorga opciones en todos los niveles. Es un sistema muy bueno y a nosotros nos interesa porque les da una salida laboral a los jugadores, no sólo a jugar bien y ganar torneos, sino que los capacita íntegramente”, plantea el cordobés Andrés Schönbaum, presidente de la Asociación Argentina de Golf (AAG), y cuenta: “Desde hace 10 años estamos incentivando a que vayan a jugar a través del circuito universitario: les es más fácil adaptarse al medio viviendo allá y estando becado, porque estar allá cuesta mucha plata. Lleva un tiempo adaptarte a los nombres, a las comidas, al sistema de cancha, de entrenamiento y creemos que en la universidad es mejor y además se están instruyendo”.

Schönbaum aporta que “muchos jugadores argentinos muy buenos fallaron porque no se adaptaron al Tour en la faz humana”.

“Y esto te completa, te prepara y te da todas las herramientas”, dice.

El dirigente plantea que “el 90 por ciento de los que van, se reciben” y aporta que en este momento “hay 10 golfistas cordobeses en universidades en Estados Unidos”. “Los argentinos tenemos grandes virtudes en la preparación integral que tenemos en el deporte, y pasa en todas las disciplinas. Somos muy bien recibidos en varios deportes”, completa.

Andrea Roqué lo corrobora cuando menciona las variadas disciplinas que practican los y las deportistas a los que ha asesorado y preparado con su agencia para dar el paso.

Su motor para iniciar este trabajo fue la partida de sus hijas tenistas Ornella y Chiara Di Salvo, quienes ya se recibieron y continuaron con sus vidas en el país del norte.

“La parte de la que me ocupo es de lo que a mí me pasó en la vida. Yo fui mamá de deportistas y uno hace lo que sea necesario”, plantea una de las socias de Di Salvo-Spalletti y reconoce que en este camino “los padres buscan que sus hijos tengan un futuro”. “Hoy, los papás no encuentran otra vía. El éxodo es terrible. Les duele un montón que se vayan los chicos, pero es una vía segura y en cierto modo también los alivia”, advierte y grafica con una broma: “¡Qué placer no tener que comprar más un par de zapatillas!”.

Roqué asegura que “para los chicos la experiencia es única”. “La universidad es su segunda casa. Muchos quieren seguir siendo profesionales del deporte después, pero tienen la ventaja de que, si no pasa, cuenta con un título universitario. Los disciplinan mucho, viajan por todo el país gracias al deporte y son recontra organizados”, enumera entre las virtudes de esta vivencia.

El aporte de las agencias en este tipo de trabajos implica armar el perfil del atleta, vincularse con universidades y negociar la mejor beca posible, pero también puede incluir la preparación del deportista para rendir los exámenes requeridos, el acompañamiento en las entrevistas y la traducción de los papeles necesarios. El costo del servicio ronda los 2.500 o tres mil dólares.

Dos cordobeses graduados, con dos caminos elegidos

Libros, deporte y mucha exigencia. Aunque los caminos del exbasquetbolista Juan Manuel Fernández y la extenista Sofía Blanco tienen en común su paso por el deporte universitario de los Estados Unidos, lo que vino después para ambos fue diametralmente opuesto.

Al base de Río Tercero, su paso por la Universidad de Temple le sirvió de trampolín para desarrollar una carrera deportiva profesional a la que le puso fin hace pocos meses después de una década en el más alto nivel de Italia, con un breve paso por la Liga Nacional argentina y con actuaciones en la selección albiceleste. La tenista capitalina, en cambio, se inclinó por una carrera profesional pero en lo académico, gracias al título en Psicología con concentraciones en Management y Manejo de Recursos Humanos que alcanzó en la Oklahoma State University más el Master en Psicología Industrial/Organizacional que hizo en Hofstra University en Nueva York.

Para ambos, la experiencia fue enriquecedora, inolvidable y, en cierto punto, algo de “lo mejor” de sus vidas.

“Venir a Temple fue la mejor decisión de mi vida”, aseguraba el riotercerense mientras cursaba Periodismo en la Universidad de Filadelfia y lo ratifica ahora. “Fueron los mejores cuatro años de mi vida”, sentencia la extenista.

Universidad de basquetbolistas

“El Lobito” Fernández cuenta que desde chico le atrajo la posibilidad de “estudiar y jugar al básquet al mismo tiempo” y que fue su madre, Nancy, quien le dijo que en Estados Unidos podría combinar sus intereses. “Entonces le comenté que quería ir a la ‘universidad de basquetbolistas’”, recuerda con gracia. “Por eso siempre fui muy responsable con mis notas en la secundaria, porque sabía que con mejores notas iba a tener más chances de ir a la universidad”, completa.

"El Lobito" Juan Manuel Fernández y los seguidos del Trieste, una unión inseparable. (@juanlobitofrn4)
“El Lobito” Juan Manuel Fernández y los seguidos del Trieste, una unión inseparable. (@juanlobitofrn4)

“En mi vida fue un cambio enorme, sobre todo en un proceso de maduración. Esa etapa significó pasar de ser un niño a pasar a ser un hombre. Fue dejar atrás mi casa, el nido de Río Tercero y el soporte familiar y por primera vez irme verdaderamente en busca del que era mi sueño. Fue duro, porque me costó mucho la distancia al principio”, recuerda.

Y aunque “no cambiaría en nada” lo hecho en su carrera, apunta: “Creo que cuatro años puede ser mucho tiempo para alguien que después quiere seguir una carrera en el básquetbol profesional. Porque por más bueno que sea el nivel, no dejás de jugar con chicos universitarios, de entre 18 y 22 años, y falta el roce con jugadores más experimentados, y eso se nota”.

La persona

La extenista Sofía Blanco. (Gentileza)
La extenista Sofía Blanco. (Gentileza)

“Uno sale diferente de esa experiencia. Es una plataforma que te abre distintas puertas y que te permite conocerte a vos como persona, saber qué camino querés seguir”, valora Blanco sobre su paso por la Oklahoma University y asegura que todos los que conoce que hacen la experiencia “salen con trabajo o siguen en lo deportivo porque les va muy bien”.

Sofía es de Córdoba capital y se fue en 2015 a Estados Unidos, más de un año después de haber terminado el colegio secundario y haber seguido intentando un camino como profesional que se hizo cuesta arriba desde lo económico para su familia. Se graduó como psicóloga en 2019 y se fue a Nueva York a hacer un máster con una nueva beca que le dieron por su desempeño académico. “Allá reconocen el esfuerzo, y te premian. Se pueden hacer las dos cosas y bien”, resume.

Para Sofía, “la experiencia fue increíble”. “A mí me gustaba mucho lo académico también y sentía que lo estaba abandonando. La persona es más grande que el atleta y esto te forma en ese sentido y te hace ver fuera del deporte muchas cosas. Es una experiencia única para desarrollarte como persona, para crecer. En lo personal, creo que la toma de decisiones fue algo fundamental”, cierra.