Europa y Latinoamérica deben ir de la mano más que nunca – elEconomista

Hace unos días tuve la oportunidad de participar en la presentación del estudio Nueva agenda de cooperación Iberoamérica-Unión Europea, organizada la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), y su ya reelecto secretario general, Mariano Jabonero. Una jornada de ponencias en la que se lanzó una pregunta sobre la que hoy me gustaría reflexionar: ¿Europa quiere liderar el nuevo sistema internacional, que antes o después se va a configurar, o solo quiere acompañar a Estados Unidos? Y, lo más importante, ¿quiere Latinoamérica acompañar a Europa en esta travesía?

Estoy segura de que 2023 va a ser un año que marque un antes y un después en esa definición política, social y económica con la que convivimos a nivel internacional. La invasión rusa de Ucrania y la guerra; la pandemia o las crisis energética y alimentaria y la espiral de inflación, con impacto global, han llevado a la Unión Europea a replantearse el rol de nuestro continente en el mundo. Y a reconsiderar adquirir una autonomía con la que impulsar alianzas estratégicas para reposicionarse y ganar protagonismo en el tablero geopolítico emergente.

Y aquí es donde nace esa necesidad de que Europa consolide una renovada y estratégica relación con América Latina: la economía mundial del siglo XXI no se podrá construir al margen de esta región, con la que Europa y particularmente España, tiene abundantes lazos y que es clave para afrontar los problemas energéticos y alimentarios. Latinoamérica dispone de una enorme riqueza de materias primas y energéticas y capital humano suficiente para desempeñar un rol fundamental en la nueva economía más tecnológica y sostenible en la que ya estamos.

Cuando se debate sobre el fortalecimiento de las relaciones entre América Latina y Europa, en lo primero que pienso es en la oportunidad que tiene España para liderar esta operación con su presidencia de la Unión Europea, que asumirá en el segundo semestre de 2023. España ya ha dejado claro que una de las prioridades de su mandato europeo será tratar de establecer una relación estratégica de futuro con Latam y convertir a esta región en eje clave de su apuesta geopolítica.

El proyecto se sostiene por sí solo, entre otras cosas, porque parte de una tradición de cooperación euro-latinoamericana que se remonta a los años 70 Y, pese que en los últimos tiempos se está echando en falta más agilidad europea, por diferentes circunstancias, a la hora de cerrar acuerdos clave como el pacto comercial con Mercosur y la modernización de los acuerdos con México y Chile, la Unión Europea se muestra ya dispuesta a acelerar el proceso y caminar hacia una alianza sólida y de largo plazo con una región que es fundamental política y económicamente.

Y a dar pasos de gigante para estrechar más unos vínculos birregionales que, aunque intensos, están aún por debajo de su potencial, y cuyo reforzamiento beneficiaría ambas partes.

La “triple transición”

Ahora bien, el nuevo planteamiento presenta una particularidad, y es que estas relaciones deben trabajar siempre a favor de lo que Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, denomina la “triple transición”: un proceso que une la transición ecológica y la digital, pero también incorpora la dimensión social.

La UE es el principal inversor directo y el tercer socio comercial de América Latina. Y lo que diferencia a esta relación de otros socios es su compromiso con la sostenibilidad medioambiental, gubernamental y social. Una excusa perfecta para animar a nuestras compañías a que sigan creciendo en los dos lados del Atlántico promoviendo esos valores que fortalezcan esta relación de la que hablo, no solo desde el espectro público sino también desde el sector privado. El empresario se convierte así en otro agente primordial para impulsar la cooperación entre Latinoamérica y la Unión Europea, tejiendo una red de alianzas entre ambos mercados. En protagonista muy relevante.

El VI Congreso Iberoamericano de CEAPI, consejo empresarial que presido, será otro escenario perfecto para que los presidentes de las compañías líderes y familias empresarias de Iberoamérica pongan en común ideas e iniciativas para tonificar este vínculo entre ambas regiones. Tendrá lugar el 31 de mayo y 1 de junio de 2023 y también abordará esta nueva fase sostenible medioambiental y social de las relaciones empresariales a ambos lados del océano en las que España puede y debe jugar un papel protagónico. Y respaldar así el impulso a una alianza estratégica que, estoy convencida, es fundamental para el futuro de europeos y latinoamericanos.

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