Estados Unidos y un expresidente en apuros – Al Mayadeen Español

En este artículo el autor hace referencia a las investigaciones que pesan sobre el Donald Trump y el rumbo que podría tomar tras el registro de una propiedad en Florida.

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    Estados Unidos y un expresidente en apuros

Estados Unidos y un expresidente en apuros, Donald Trump, pudiera ser un sugerente título que englobe las tribulaciones de Donald Trump quien desde hace años al parecer evade a la justicia.

Muchas son las miradas puestas en torno al personaje que copó los principales espacios de la política estadounidense en los últimos años.

Ahora una investigación de la fiscalía de Nueva York sobre prácticas comerciales indebidas de expresidente Trump (2017-2021) se acerca a su fin con el interrogatorio del antiguo gobernante previsto para este miércoles, algo que evitó durante meses pues expondría públicamente informes tal vez comprometedores sobre los negocios inmobiliarios de su familia a través de la Organización Trump.

La comparecencia llega en un momento legalmente peligroso para él, advirtió el diario The New York Times. Hace dos días el Buró Federal de Investigaciones registró su residencia Mar-a-Lago, en Florida, como parte de otra investigación sobre material confidencial que el exgobernante se llevó cuando salió de la Casa Blanca.

“Mi gran compañía y yo estamos siendo atacados por todos lados. ¡República bananera!”, escribió en su red social Truth Social.

Pero, qué hay detrás de todo esto.

Parte de la respuesta se puede encontrar en un informe que publica la publicación digital The Intercept en su sitio web y que encabeza el sugerente título “¿Podría Trump caer como Al Capone?, en una comparación del exgobernante y potencial candidato republicano para las presidenciales de 2024 con el capo mafioso que lideró el bajo mundo durante varias décadas en los inicios del pasado siglo.

Eliot Ness atrapó a Al Capone por evasión de impuestos. Merrick Garland puede atrapar a Donald Trump en una investigación por filtración, señala el experto James Risen, en su valoración.

En estos días Trump dijo en un extenso comunicado que el FBI estaba realizando un registro en su finca de Mar-a-Lago y aseguró que los agentes habían abierto una caja fuerte. Qué encontraron, es algo que pudiera definir el curso de las acciones y perfilar más algún procedimiento penal que llevaría al exmandamás estadounidenses a verse sentado en el banquillo bajo los reflectores de la justicia.

El gansterismo asesino de Al Capone en el Chicago de los años 20 no se detuvo investigando los asesinatos que ordenaba o el río de ron que vendía durante la Ley Seca, sino por una paciente investigación federal sobre su falta de pago de impuestos sobre la renta por todas sus ganancias ilícitas, precisó Risen.

El exmandatario republicano aún no se ha enfrentado a cargos penales por sus esfuerzos para incitar a un golpe violento contra el gobierno de Estados Unidos. Pero el registro sin precedentes que el FBI realizó el lunes en la casa de Trump en Florida parece ser parte de una investigación criminal sobre su sustracción -una palabra mejor podría ser robo- de documentos clasificados después de dejar la Casa Blanca, agregó el experto.

Este podría ser el Watergate de Trump, no para que renuncie, ya no está en la Casa Blanca pero si algo que pudiera hacerlo resbalar tras las rejas y vestirse de amarillo como no cesó de pregonar en años anteriores el famoso actor Robert De Niro en sus acusaciones contra el hoy exgobernante.

Así que en lugar de ser acusado de insurrecto violento empeñado en destruir la democracia estadounidense, Donald Trump puede ir a la cárcel por una razón mucho más mundana: cabreó a los empollones de los Archivos Nacionales, los custodios legales de los documentos desaparecidos, que luego avisaron al Departamento de Justicia.

El registro del FBI es realmente una prueba de una investigación de filtración, quizás la mayor de la historia, asegura Risen.

Pero en términos legales, el caso no parece tan diferente de las muchas investigaciones de filtraciones que el propio Departamento de Justicia de Trump persiguió agresivamente a lo largo de su mandato. De hecho, Trump ejerció una enorme presión sobre el Departamento de Justicia para que persiguiera las filtraciones de información clasificada mientras era presidente, normalmente relacionadas con revelaciones negativas en la prensa sobre él. Muchas de las personas acusadas en casos relacionados con filtraciones de información clasificada durante el gobierno de Trump vinieron en relación con revelaciones en la prensa sobre Trump o Rusia, o ambos. The Intercept informó el año pasado que la administración Trump había remitido un registro de al menos 334 filtraciones de información clasificada al Departamento de Justicia para su investigación penal, agrega la valoración de la publicación digital.

El New York Times observó el martes que una de las leyes que conllevarían cargos menores que la Ley de Espionaje y que parecería encajar en el caso de Trump es la Sección 2071 del Título 18 del código de EE.UU.; según esa ley, un funcionario que tenga la responsabilidad de la custodia de los documentos y que luego “oculte, elimine, mutile, borre, falsifique o destruya” los registros de forma voluntaria e ilegal podría enfrentarse a hasta tres años de prisión y podría ser inhabilitado para volver a presentarse a un cargo federal,  un resquicio legal que sacaría del ruedo a Trump y alegraría, sin dudas, a algunos de sus aduladores como el senador Ted Cruz y Ron DeSantis, el gobernador de Florida y favorito en una carrera de los demócratas hacia la Casa Blanca en 2024.

Procesar bajo ese estatuto no parece requerir que el gobierno pruebe que Trump entregó documentos a espías extranjeros, a los medios de comunicación o a otras personas no autorizadas. Sería algo así como poner contra las cuerdas al “boxeador” Trump.

El registro del FBI, autorizado por una orden de registro aprobada por un juez federal, pilló a Washington por sorpresa, pero no surgió completamente de la nada. Desde el año pasado se libró una silenciosa batalla entre los Archivos Nacionales, el Departamento de Justicia y Trump por este asunto, precisó The Intercept.

Hay mucho trigo que moler. Después de que Trump dejara el cargo, los Archivos Nacionales descubrieron que había muchos registros, documentos y otros materiales que faltaban en la Casa Blanca, y comenzaron a buscarlos. Descubrieron que Trump tenía al menos 15 cajas de materiales que se había llevado de la Casa Blanca a su finca de Mar-a-Lago en Florida, y los funcionarios de los archivos empezaron a luchar con Trump para recuperarlos. Cuando finalmente devolvió las 15 cajas en enero de 2022, los funcionarios de los archivos descubrieron que incluían documentos clasificados, y remitieron el asunto al Departamento de Justicia. El Departamento de Justicia abrió una investigación con un gran jurado, y un pequeño grupo de agentes federales fue a Mar-a-Lago en la primavera para buscar documentos clasificados, indicó la publicación on line.

Obviamente, puntualizó, la redada del lunes revela que el Departamento de Justicia y el FBI creían que Trump no había cooperado en su investigación, y que todavía tenía más documentos clasificados escondidos en su casa, violando la ley federal. De ser así la tormenta se desencadenará.

Si bien es posible que el registro del FBI no conduzca a la presentación de cargos penales contra Trump, es realmente difícil ver cómo el Fiscal General de los Estados Unidos, Merrick Garland, y el Departamento de Justicia habrían aprobado el paso histórico de un registro del FBI en la casa de un ex presidente sin que hubiera algo mucho más importante que un simple intento burocrático de recuperar los registros presidenciales perdidos. También parece difícil de creer que el Departamento de Justicia llevara a cabo un registro tan políticamente radiactivo si los funcionarios sólo estuvieran considerando algún tirón de orejas en el caso, como los leves castigos aplicados en el pasado al ex director de la CIA John Deutch y al ex asesor de seguridad nacional Sandy Berger. Dice el dicho que cuando el rio suena es porque piedras trae.

Concluye The Intercept que “una gran pregunta en el centro del caso es qué planeaba hacer Trump con tantos documentos altamente clasificados después de dejar el cargo. Cuando se trata de Trump, es difícil equivocarse pensando lo peor. Está claro que eran documentos que pensaba que de alguna manera le beneficiarían en el futuro, quizás en otra campaña presidencial, en sus propios tratos privados o incluso con líderes extranjeros.

No es demasiado exagerado pensar que podría aplicarse la Ley de Espionaje”. Encerrarán a Trump es una pregunta que flota en el ambiente. Será complacido el cineasta y actor estadounidense Robert De Niro, quien no cesó en criticar al exmandatario por sus acciones presuntamente ilegales.

Establecerá Trump el precedente de un expresidente del país por primera vez tras las rejas. Solo el tiempo… y la justicia de EEUU lo dirá.