Estados Unidos teme que Putin no tenga nada que perder – The New York Times (Español)

Siempre se ha creído que, si Putin enfoca su atención en Estados Unidos o en sus aliados, Rusia usará su arsenal cibernético para vengarse del efecto de las sanciones sobre su economía. Pero a ocho semanas del inicio del conflicto, no ha habido ataques cibernéticos importantes, además del ruido de fondo habitual de la actividad cibernética cotidiana que se desarrolla en las redes de Estados Unidos, como los ataques de programas maliciosos.

Las autoridades estadounidenses llevan seis meses advirtiendo a las empresas financieras, a las de servicios públicos y a otras para que se preparen, y cada vez hay más pruebas de que el comando cibernético de Estados Unidos y sus equivalentes en el Reino Unido y otros países han tomado modestas medidas preventivas contra las agencias de inteligencia rusas más activas en el ciberespacio.

“Si los rusos atacan a Occidente, a la OTAN o a Estados Unidos, es una decisión tensa que tendrá consecuencias nefastas para ambas partes”, dijo el miércoles Chris Inglis, el primer director nacional de cibernética de Estados Unidos, en un evento organizado por el Consejo de Relaciones Exteriores.

Inglis afirmó que las agencias gubernamentales y las empresas estadounidenses habían recibido una amplia “advertencia estratégica” y estaban en una posición mucho mejor para repeler o recuperarse de esos ataques que hace un año.

Pero, pese a todas esas amenazas, la postura de Estados Unidos ha sido aumentar la presión sobre Putin: desde las sanciones, hasta la marginación diplomática, pasando por el suministro de armas más poderosas para el ejército ucraniano. “Ucrania ya ganó la batalla por Kiev”, comentó un funcionario del gobierno, quien añadió que el gobierno “seguiría proporcionándole a Ucrania mucho armamento, capacitación y trabajo de inteligencia” para que “pueda seguir ganando”.

No está nada claro si los ucranianos van a seguir ganando ahora que la batalla se ha alejado de las calles urbanas de Kiev hacia un terreno más conocido y plano en la región del Donbás.

Tampoco es posible saber qué, exactamente, obligaría al gobierno a dar marcha atrás de las presiones cada vez más duras sobre Rusia.