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El Gobierno federal fue el encargado de efectuar la sentencia de pena capital de Lisa Montgomery, de 52 años, una mujer acusada del asesinato de una embarazada en 2004. La decisión histórica se da en un contexto de aumento de las ejecuciones federales durante las últimas semanas de mandato de Donald Trump.
Lisa Montgomery se convirtió en la primera mujer en casi 70 años en ser ejecutada a nivel federal en Estados Unidos. Esta mujer de 52 años asesinó en Missouri a una embarazada y la extrajo el feto de ocho meses que portaba dentro para hacer pasar al bebé como hijo suyo. Esta pena capital se convirtió en undécima desde julio, cuando el Gobierno de Donald Trump reanudó las ejecuciones a nivel federal, después de 17 años de suspensión.
La mujer fue sentenciada en un penal del estado de Indiana ante la mirada de periodistas, familiares de la víctima y funcionarios federales con una inyección letal de pentobarbitúricos que terminó con su vida en pocos minutos.
La ejecución se intentó detener en varias ocasiones por medio de recursos a los tribunales, alegando que la acusada tenía una enfermedad mental que la impedía en sus capacidades y que había sufrido abusos sexuales por parte de algunos de sus familiares cuando era pequeña. La defensa pidió una condena máxima de cadena perpetua, algo que fue rechazado.
La Corte Suprema de los Estados Unidos, con su mayoría conservadora, abrió el camino para su ejecución después de anular una suspensión de la Corte de Apelaciones del Octavo Circuito de los Estados Unidos.
Kelley Henry, la abogada de Montgomery, calificó la ejecución como “un ejercicio vicioso, ilegal e innecesario de un poder autoritario”. “Nadie puede discutir de manera creíble la enfermedad mental debilitante de la señora Montgomery, diagnosticada y tratada por primera vez por los propios médicos de la Oficina de Prisiones”, añadió Henry en un comunicado.
El Ejecutivo de Donald Trump, fiel defensor de la aplicación de la pena capital
Desde 1963, tan solo se habían ejecutado a nivel federal a tres personas, ninguna entre los últimos 17 años. Sin embargo, este 2020 ha estado muy marcado por la política ejecutora a nivel federal impulsada por Donald Trump, un fiel defensor de la pena de muerte desde hace décadas, incluso antes de su llegada a la política.
La situación es tal que, según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte en Estados Unidos, por primera vez el número de ejecuciones federales superó al número de ejecuciones a nivel estatal. Aunque la pena de muerte en Estados Unidos marcó mínimos históricos a nivel general, el Gobierno de Trump cerró un año cargado de sentencias completadas.
Every expert who has evaluated Lisa Montgomery in person recently determined that she is not mentally competent and has no understanding as to why the government is trying to execute her today. It would be unconstitutional and immoral to execute Lisa. @TheJusticeDept STAND DOWN!
— Sister Helen Prejean (@helenprejean) January 12, 2021
Montgomery era una de las tres personas condenadas a morir esta semana, justo antes de la toma de posesión de Joe Biden. Los otros dos reos han alegado enfermedad por Covid-19 para posponer la ejecución unos días y esperar que el futuro presidente paralice los procesos de condena y revise sus casos.
Los abogados de los dos hombres argumentaron que el daño pulmonar causado por el coronavirus haría más probable que la inyección letal les causara un dolor severo. Si no son ejecutados antes de que Biden se convierta en presidente, es probable que nunca sean ejecutados.
Montgomery era también la única mujer en el corredor de la muerte que tenía pendiente su sentencia capital en todo Estados Unidos.
Con AP y Reuters