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El presidente Trump cree estar asediado en El Álamo y ha acudido a los militares para que lo liberen, en un espectáculo de república bananera, cuando realmente es un niño mal criado, solo en la guardería de la mansión presidencial, abandonado por los adultos que lo cuidaban y que ingenuamente creímos que le harían entrar en razón encauzando sus peores impulsos. Pero él continúa impertérrito el disparate de su presidencia, de rabieta en rabieta. Trump ordenó estacionar a las afueras de Washington tropas de combate de la 82 División Aerotransportada, listas para apagar los motines de la “izquier…
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