Que se queden los inmigrantes | CONNECTAS – CONNECTAS

Donald Trump ha tenido que darle vuelta a uno de sus principales pilares del plan de gobierno: la política antimigratoria. “Queremos que vengan”, dijo el 1 de abril al referirse a los trabajadores del campo. Crédito: Wikimedia

“Estoy pidiendo a los profesionales de la salud de todo el país, si no tienen una crisis en el sistema de salud en sus comunidades, por favor, vengan ahora mismo a Nueva York para ayudarnos”. Casi como si se tratara de un ruego, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, pidió el pasado 30 de marzo asistencia para afrontar la grave situación en su Estado por causa del coronavirus, que hasta la fecha ha dejado 664.201 infectados y 33.633 muertos. A su petición se le sumó el gobernador de California, Gavin Newson, quien hizo un llamado urgente para que llegaran más trabajadores a las clínicas y hospitales: “Los necesitamos”

La semana pasada, Tony Cárdenas y Zoe Lofgren, dos representantes ante La Cámara de ese mismo Estado, enviaron una carta al secretario de estado, Mike Pompeo, y a Chad F. Wolf, secretario de seguridad nacional interino, para que permitieran que los trabajadores de la salud nacidos en el extranjero practiquen libremente su oficio durante la crisis. La carta fue firmada por 63 miembros del Congreso. “Muchos de estos trabajadores están listos para servir a nuestro país, pero no pueden hacerlo debido a la falta de flexibilidad en sus categorías de visa y otras limitaciones en nuestro sistema de inmigración”, dice la carta.

Esto sin contar con lo que esto puede significar para las economías de los países latinos, pues desde ya se vaticina la disminución en el envío de remesas. Según el centro de análisis Diálogo Interamericano, la caída será del 3 por ciento en la mitad de este año debido al coronavirus. “Es un cálculo conservador pero ofrece un abreboca de lo que está pasando”, dijo a medios uno de los expertos de Diálogo. Este mismo estudio indica que las economías de México y los países centroamericanos serán las más afectadas tras la disminución de las remesas.

La crisis por la pandemia expone de manera tajante la necesidad de conservar a los inmigrantes; ya sea a los indocumentados para labores en el campo, o a los legales para copar el casi colapsado sistema de salud: “Animamos a los profesionales médicos que buscan trabajo en Estados Unidos con un visado de trabajo o de intercambio, especialmente aquellos que trabajan en temas de Covid-19, a contactar la embajada o consulado más cercano para obtener una cita”, el mensaje fue puesto en Twitter por el Departamento de Estado hace menos de un mes y es, tal vez, la muestra más diciente de la emergencia por la que atraviesa el país, donde aproximadamente uno de cada tres médicos proviene del exterior (las cifras en enfermería y otras profesiones relacionadas son similares según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).

Pero Estados Unidos no es el único país que ha tenido que comenzar a darle vuelta atrás sus políticas antimigratorias. La pandemia hizo que Inglaterra, donde el sentimiento anti-inmigrante fue la base del Brexit, se diera cuenta de que su sistema de salud también depende de personal extranjero. Y como una ironía ante la arrogancia política, fue el propio primer ministro, Boris Johnson -quien representa al sector del Partido Conservador que más fuerte ha luchado por cerrar las fronteras a los inmigrantes- el que publicó un video en sus redes sociales poco después de salir del hospital (contagiado por coronavirus) para agradecer personalmente al sistema británico de salud: “Es difícil encontrar las palabras para expresar la deuda que tengo con el NHS por salvar mi vida”. Reconoció, especialmente, el trabajo de dos enfermeras extranjeras, de Portugal y Nueva Zelanda: “La razón por la que mi cuerpo comenzó a recibir el oxígeno necesario fue porque cada segundo de aquellas dos noches estuvieron vigilándome, y atendiéndome y realizando las intervenciones que consideraron necesarias”.

Las cifras obtenidas por los Demócratas Liberales el año pasado mostraron que casi 5.000 enfermeras extranjeras abandonaron su trabajo desde la votación del Brexit en 2016.

“Cuando la gente estaba aplaudiendo en las calles por el trabajo de los profesionales en salud, pensé: ´Hace un año y medio, estaban hablando sobre el Brexit y cómo los inmigrantes habían llegado al país a quitarnos nuestros trabajos´”, le dijo al New York Times el primo de un cirujano extranjero que murió por coronavirus el pasado 25 de marzo en Londres.

En términos generales, la pandemia puso en jaque no solo la vida de buena parte de los inmigrantes sino al sistema de asilo en toda Europa. A pesar de la crisis, durante el primer trimestre de este año más de 24.500 personas cruzaron ilegalmente algunas de las fronteras exteriores del continente, un 26 por ciento más que en el mismo periodo de 2019. A la par, como ocurrió hace menos de un mes en España, varios trámites administrativos se paralizaron casi en su totalidad, especialmente aquellos relacionados a la documentación de migrantes y solicitantes de asilo.

Sin embargo, la falta de personal sanitario y el contagio de más de 25 mil profesionales en España han llevado al Gobierno a intentar reclutar estudiantes, jubilados y también médicos y enfermeras inmigrantes. El Ministerio de Sanidad se ha comprometido a mermar la burocracia y el de Universidades ha priorizado la homologación de médicos y enfermeras.

Según el portal cubano 14ymedio, en lo que va de 2020, se han homologado los títulos de 134 cubanos, 82 de ellos durante el estado de alarma que entró en vigor el pasado 15 de marzo. Los venezolanos, sin embargo, han sido los profesionales en salud más beneficiados con esta medida: recibieron 269 homologaciones, 52 fueron en este período excepcional. Les siguen los colombianos con 172 homologados solo este año.

La caída en el envío de remesas será del 3 por ciento en la mitad de este año debido al coronavirus. Crédito: health.mil

Hay que recordar que hasta el año pasado, el gobierno de Pedro Sánchez había mantenido un discurso severo en torno a la inmigración y el control de fronteras, pero la pandemia ha hecho repensar las medidas: “Necesitamos gestionar la realidad migratoria de hoy, pero tenemos que planificar mucho mejor las necesidades de los próximos años”, dijo ante el Congreso el ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones, José Luis Escrivá.

El Covid19 (que al cierre de esta nota ha cobrado la vida de 140.777 personas en todo el mundo) está recordando una realidad de antaño: los países necesitan la mano de obra extranjera. Y las decisiones de los gobernantes tal vez tengan que ir más allá de la homologación de títulos o de otorgar permisos temporales de trabajo. Como dijo hace una semana la hondureña, Sindy Benavides, directora de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos en los Estados Unidos: “Nuestra comunidad latina trabaja en la alimentación, en la sanidad y la construcción (trabajos esenciales en estos días). Y son los que siguen expuestos en la calle”. El Coronavirus, así sea de una manera indeseada y cruel, está obligando a los líderes políticos a reconocer que sus economías no pueden prescindir de ellos.