OPINIÓN: AMLO y sus mentiras a Estados Unidos – Los Angeles Times

Hace unos días se anunció que John Kerry, encargado del tema climático del gobierno estadounidense, de todas las confianzas de Joe Biden y político relevante en ese país, se reuniría en Sonora con AMLO.

El tema sería el de los avances en cuestiones energéticas y la planta solar en Puerto Peñasco. Una mentira más. Como si esa planta fuera suficiente para olvidar todos los compromisos que en el tema energético el gobierno mexicano no cumple. Como si la planta en Sonora hiciera olvidar la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya contrarios a cualquier compromiso ambiental, como si ya estuviera funcionando.

El actual gobierno mexicano tiene como uno de sus ejes la mentira. No se trata solamente de una afirmación sobre los códigos de ética del presidente o sus colaboradores, finalmente no muy diferentes de cualquier político mexicano. No mienten como defensa, sino como forma de gobierno, para manifestar su poder.

La facilidad y frescura con las que AMLO y sus colaboradores mienten tendría consecuencias en cualquier sociedad democrática. No en México. Observamos por ejemplo que Claudia Sheinbaum, Jefa de gobierno de la Ciudad de México y muy posible candidata presidencial por el partido en el poder, con imágenes de fondo que demuestran el uso de gases en contra de manifestantes e informes de la Secretaría de la Defensa en el mismo sentido, afirma varias veces que esos gases no se han usado ni se usarán en la Ciudad de México, la sorpresa ya no es por lo que dice, por la mentira evidente, sino porque no pasa nada o peor aún sale fortalecida políticamente porque miente con seguridad, porque sabe mentir. En muchos países, después de esa afirmación su carrera política habría terminado. No en México.

Esa estrategia este gobierno también la ha aplicado en el terreno internacional y más particularmente en su relación con Estados Unidos. Simple y sencillamente mentir y decir lo que se supone la contraparte quiere escuchar. No importa que no sea cierto.

La lógica es relativamente primitiva. La apuesta de este gobierno es que Estados Unidos “no se enoje”. Casi desde el primer día así lo demostró cediendo a Trump lo que él quería escuchar en el tema migratorio. Es decir que los migrantes se quedarían en México.

Aspirar como máximo objetivo a que no haya pleito con Estados Unidos es muy poco. Por la sencilla razón de que eso ya está ganado y casi bajo cualquier circunstancia no lo habría. Nuestro vecino no ganaría nada peleando con México. Quien le vendió al presidente mexicano que esa debía ser la estrategia lo engañó.

AMLO se la pasa diciendo que la relación con Estados Unidos es muy buena. Sus indicadores más “sólidos” se reducen a tener llamadas telefónicas con Joe Biden. Cuando mucho reporta los temas, pero no lo que se dijo o cuales fueron los acuerdos. De hecho, afirma el mismo día de la llamada, que no sabe de lo que hablarán.

En los temas comercial y de energía, Estados Unidos ha enviado a varios emisarios para expresar las preocupaciones que se tienen en ese país acerca de la política energética mexicana. Desde la visita de la vicepresidenta Harris hasta la próxima visita de John Kerry, varios secretarios han visitado México. Todos ellos se regresan con la promesa de que las cosas cambiarán y de que sus preocupaciones o no tienen fundamento o serán atendidas y así hasta la siguiente visita, la siguiente mentira. Se cree que, con ellos con eso basta e internamente con envolverse en la bandera de la soberanía. Ese es el programa de la visita de Kerry a Sonora en los próximos días.

El tema de fondo es que este gobierno no tiene una agenda sustantiva con Estados Unidos y en ese sentido es un desperdicio. Esa es la historia de la relación con el vecino en este sexenio que para esos efectos ya terminó. Ya no hay tiempo (y tampoco voluntad) para un cambio, para aprovechar la vecindad con la mayor economía del mundo.

Además, a diferencia de lo que ocurre con sus numerosos seguidores, no creo que la estrategia sea exitosa con Estados Unidos que, sin creerse las mentiras, pacientemente está esperando el final del sexenio y sorteando otros problemas internos y con otras regiones del mundo. México es el que pierde.

Mi abuela decía que la mentira dura mientras la verdad aparece. Desafortunadamente, cuando eso ocurra, esperando que no sea de manera explosiva, el daño que se habrá hecho a la economía mexicana será muy grande y habrá que reconstruir sobre las mentiras, paneles desfavorables e inversiones que no llegaron o se fueron.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute