Datos de arrestos de la Patrulla Fronteriza, publicadas el lunes, muestran que las cifras casi superaron los 2 millones, en camino a un nuevo récord anual con solo un mes restante en el año fiscal. Los arrestos de la Patrulla Fronteriza en la frontera sur habían alcanzado previamente 1.6 millones en 2000 y 1.7 millones el año pasado. A finales de agosto ese número era 1,977,769.
Este pico responde al aumento de la migración y al trato inconsistente de los migrantes según su ciudadanía.
La llegada de migrantes a la frontera sur, principalmente Texas, continúa a pesar de la campaña del gobernador Greg Abbott para detener la migración.
Abbott, que se postula para la reelección, acusó al presidente Joe Biden de políticas de “fronteras abiertas”. Lanzó la Operación Lone Star con una serie de medidas que incluían transportar a los migrantes en autobuses como una forma de frenar la llegada de nuevos migrantes.
La migración global, durante la pandemia de COVID-19, se ha vuelto mucho más desafiante. Un cambio en quién llega a la frontera, el desafío de las relaciones diplomáticas y una orden de salud pública relacionada con la pandemia han creado congestión en los refugios privados y los centros de procesamiento de la Patrulla Fronteriza.
El comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, Chris Magnus, destacó el cambio en la migración global y el procesamiento separado de esos migrantes.
“Los regímenes comunistas fallidos en Venezuela, Nicaragua y Cuba están impulsando una nueva ola de migración en todo el hemisferio occidental, incluido el reciente aumento de encuentros en la frontera suroeste de los Estados Unidos”, dijo el comisionado de CBP, Chris Magnus, en una declaración.
Cambio demográfico
Los cubanos lideraron el aumento de ese trío de países con alrededor de 194,000 llegando a la frontera suroeste para el año fiscal hasta agosto, y superando con creces a los 125,000 que llegaron durante el éxodo del Mariel de 1980. Alrededor de 153,000 venezolanos y alrededor de 145,000 nicaragüenses llegaron a la frontera suroeste para el año fiscal hasta agosto.
A los cubanos, venezolanos y nicaragüenses se les permite en gran medida el paso a Estados Unidos para solicitar asilo. Por lo general, evitan las salidas rápidas, o expulsiones en cuestión de horas, que enfrentan otros migrantes bajo la orden de salud pública conocida como Título 42. El gobierno de Estados Unidos tiene relaciones diplomáticas tensas con esos tres países, y los mexicanos generalmente solo aceptan expulsiones de México, Guatemala, Honduras. y El Salvador.
El trato separado para esos migrantes ha llevado a escenas caóticas en secciones de la frontera entre Texas y México. Los cubanos, venezolanos y nicaragüenses suelen estar alegres, aunque agotados. En las ciudades fronterizas mexicanas, donde guatemaltecos, hondureños y salvadoreños han sido rápidamente expulsados, hay historias de desesperación.
Bajo la iniciativa Operation Lone Star de Abbott, miles de tropas de la Guardia Nacional estatal y oficiales del Departamento de Seguridad Pública han sido enviados a la frontera. Hicieron arrestos bajo la ley penal estatal por invadir tierras privadas, y luego transportaron o retuvieron a los migrantes hasta que los agentes de la Patrulla Fronteriza vinieron a recogerlos.
Un factor de complicación ha sido el Título 42, la medida de salud relacionada con la pandemia. No tiene consecuencias legales por múltiples intentos de entrada a la frontera, a diferencia de la ley de inmigración regular.
En agosto, los funcionarios de CBP dijeron que el 22 por ciento de los migrantes habían intentado cruzar la frontera varias veces. Esa cifra ha aumentado con respecto a años anteriores debido al Título 42. En 2019, la tasa de reintentos fue del 7 por ciento, según CBP.
Los migrantes que llegan a la frontera tienen el derecho legal de solicitar asilo bajo la ley de los Estados Unidos. Pero no pueden hacerlo bajo una rápida expulsión del Título 42, un hecho que ha llevado a muchos abogados de inmigración a condenar su uso.
Cambio Geográfico
Los migrantes también están cambiando de ruta. Durante años, el Valle del Río Grande había sido la ruta principal, en parte porque era la distancia más corta desde la frontera entre Guatemala y México. Eso cambió en meses recientes a la región de Del Rio/Eagle Pass en un tramo más aislado de la frontera de 2,000 millas. En agosto, hubo alrededor de 52,000 arrestos en la región de Del Rio-Eagle Pass, lo que la convierte en la región más activa de la Patrulla Fronteriza a lo largo de la frontera, según las estadísticas de CBP.
La región de El Paso también experimentó un aumento en los arrestos de la Patrulla Fronteriza, con casi 30,000 solicitantes de asilo y migrantes arrestados allí en agosto. Saltó por delante del Valle del Río Grande, donde hubo unos 27.000 arrestos.
El aumento de las llegadas subraya un desafío global.
En todo el mundo, la migración y el desplazamiento están aumentando. A fines de 2021, casi 90 millones de personas se vieron obligadas a huir de sus hogares “debido a conflictos, violencia, miedo a la persecución y violaciones de los derechos humanos”, dijo la agencia de refugiados de la ONU en su informe anual de tendencias globales. Ese es el número más alto desde que la ONU comenzó a llevar registros durante la Segunda Guerra Mundial.
En agosto, la Patrulla Fronteriza arrestó a unos 181,161 inmigrantes en la frontera sur, unos 600 menos que el mes anterior, dijo su agencia matriz, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
CBP cuenta los arrestos como “encuentros” debido a dos conjuntos de códigos federales que ahora se aplican en la frontera desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020. La combinación de los números de la Patrulla Fronteriza con los números de CBP en los puertos de entrada muestra que durante los primeros 11 meses en la frontera suroeste , hubo 2.1 millones de encuentros.
Para comparar los picos históricos de migración, The Dallas Morning News utiliza solo los datos de la Patrulla Fronteriza para dar cuenta de los años anteriores a la existencia de CBP como agencia matriz.