Lo que sigue para la rivalidad entre México y Estados Unidos tras el más reciente clásico – ESPN Deportes

Tras el clásico instantáneo disputado este domingo entre Estados Unidos y México en la final de la Liga de Naciones, aún tenemos muchas cosas por analizar de la victoria 3-2 del combinado estadounidense sobre El Tri.

¿Estuvo Estados Unidos a la altura del potencial de sus jóvenes figuras, tales como Christian Pulisic y Weston McKennie? ¿México sigue siendo considerada la mejor selección del circuito CONCACAF, a pesar de la desoladora derrota? Y si bien es cierto que Gregg Berhalter alzó su primer trofeo como técnico de Estados Unidos, Gerardo “Tata” Martino podría empezar a sentir la presión característica del puesto de seleccionador de México.

Los periodistas de ESPN Jeff Carlisle y Eric Gómez repasan lo ocurrido en el épico encuentro celebrado en Denver, mientras analizan el estado de ambos equipos con miras a la inminente llegada de la Copa Oro CONCACAF y eliminatorias mundialistas.

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¿Qué aprendimos de ambas selecciones? ¿Lo bueno, lo malo y lo feo?

Carlisle: La conclusión más importante del triunfo en Liga de Naciones de la CONCACAF es que el sustancial incremento en nivel de talentos experimentado por Estados Unidos en los últimos 18 meses comienza a traducirse en resultados, mientras nos hacemos una idea de cómo serán los partidos competitivos dentro del circuito CONCACAF.

Es cierto que jugadores de la talla de John Brooks y Pulisic se encuentran ampliamente familiarizados con el tipo de juego y las travesuras que suelen rodear a los encuentros de la CONCACAF; bien sean condiciones de terreno poco óptimas, el clima alocado o las provocaciones de toda especie. Sin embargo, éstos dos últimos encuentros sirvieron como especie de bautizo para algunos de los miembros más jóvenes de la plantilla, como lo son Giovanni Reyna, Joshua Sargent y Sergino Dest. Y si bien es cierto que algunos jugadores tuvieron mejor desempeño que otros a nivel individual (podemos contar a Reyna entre quienes dieron un verdadero paso adelante), Estados Unidos hizo un trabajo lo suficientemente óptimo en lo colectivo para sumar dos victorias, incluyendo una importantísima inyección de confianza contra sus rivales del seleccionado mexicano.

Aún mejor fue ver que futbolistas como McKennie, Brooks y Pulisic comenzaron a asumir un rol de mayor liderazgo, sacando la casta en momentos clave. McKennie cargó con la selección de Estados Unidos a sus espaldas en el encuentro contra México; mientras que Pulisic, si bien se mostró discreto en líneas generales, aportó en un momento de máxima presión con su penal. Todos fueron acontecimientos vitales para esta plantilla.

Mucho se ha hablado de la prolongada sequía goleadora de Sargent. La buena noticia es que los estadounidenses siguen convirtiendo sin él. No obstante, en algún momento debe mejorar. ¿Cuánta paciencia tendrá el seleccionador Berhalter en este aspecto?

La defensiva, con la excepción de Brooks, sigue siendo en gran medida una obra en desarrollo. Berhalter utilizó una línea defensiva de cuatro contra Honduras y posteriormente, desplegó tres hombres (o cinco, dependiendo de como se mire) al inicio del encuentro contra México, hasta que volvió a utilizar a cuatro zagueros. Se expusieron debilidades en ambos planteamientos tácticos. Contra Honduras, Estados Unidos se mostró vulnerable en las transiciones. Contra México, los estadounidenses tuvieron dificultades para generar desde la retaguardia, incluyendo un obsequio de Mark McKenzie que redundó en el tanto de Jesús “Tecatito” Corona para abrir el marcador; aparte de mostrarse vulnerable con los balones por lo alto. Es evidente que el sistema exigía demasiado de Tim Ream, quien se encontró reiteradamente aislado en situaciones de marcación “uno contra uno” contra los mexicanos y tuvo problemas.

¿Y qué decir de Dest? Se suponía que el cambio a un sistema con tres defensores liberaría al zaguero del Barcelona para que participara más en el ataque. Sin embargo, el joven blaugrana no sólo quedó debiendo en dicho sentido, sino que brindó poca ayuda a Ream en lo defensivo.

Esto deja a Berhalter con una suerte de dilema, que podría solucionarse si Tyler Adams puede mantenerse sano. El nivel defensivo del seleccionado estadounidense se solidificó cuando el hombre del RB Leipzig ingresó la cancha para enfrentarse a México, aportando por las bandas cuando fue necesario. No obstante, las tareas más importantes para Berhalter en estos momentos son primero, ayudar a que Dest recobre el buen rumbo; y segundo, conseguir un sistema defensivo que funcione, incluso si Adams no está disponible.

Gómez: La gran noche del seleccionado de México en Denver comenzó mejor de lo que podían imaginar: “Tecatito” Corona arrolló por la banda izquierda, desbordando a los defensores estadounidenses; y después de perder el balón, lo pudo recuperar después de un pase errático de McKenzie, que le dejó en una situación de marcación uno contra uno contra el portero Zack Steffen. El gol de Corona marcó pauta durante la mayor parte del primer tiempo: El Tri aprovechó una línea defensiva alta, enviando balones largos a sus extremos para generar constantemente situaciones de gol contra sus rivales que comenzaban a replegarse.

Tal como lo demostraron los ataques posteriores de México en la primera mitad, la fortaleza de El Tri a la ofensiva proviene de sus veloces extremos, que son capaces de estirar la cancha creando oportunidades; bien sea gracias a la fortaleza de sus habilidades propias, u obligando a que los abrumados defensores rivales cometan errores. Sin embargo, luego que Estados Unidos reforzara su línea defensiva en el segundo tiempo para prevenir mejor los ataques por las bandas, México comenzó a mostrar los baches de su juego.

Sin la presencia de Raul Jimenez para fortalecer la delantera, Gerardo “Tata” Martino y el seleccionador olímpico Jaime Lozano cuentan este verano con un grupo de centrodelanteros con escasas opciones. En la Final Four de Liga de Naciones, México avanzó en mayor parte gracias a destellos de genialidades individuales. Cuesta imaginarse a esta selección clasificando a la final sin el portero Guillermo Ochoa. En la jornada dominical, Ochoa, Corona y Diego Lainez, que ingresara como suplente en el segundo tiempo, mantuvieron al equipo a flote en momentos clave.

Con miras al futuro, “El Tata” Martino debe concentrarse en dos temas fundamentales. México toleró dos goles de Estados Unidos producto de tiros de esquina, y prácticamente todos los balones muertos representaban una amenaza. En años anteriores El Tri, bajo las ordenes de Juan Carlos Osorio, prestó especial atención a este aspecto del juego, que dejó de ser un problema. Asimismo, si bien es cierto que Martino no puede hacer mucho con la disponibilidad de jugadores para mejorar las áreas más necesitadas de su equipo; su confianza en futbolistas que experimentan evidentes bajones de nivel, tales como Uriel Antuna, Luis “Chaka” Rodríguez y Alan Pulido, debe llegar a su fin.

Por último, mientras el partido se acercaba a su conclusión, los jugadores del combinado mexicano se vieron obviamente afectados por la presión creciente, cometiendo faltas tontas e involucrándose en reyertas con los estadounidenses, incluso antes de que Pulisic convirtiera el penal que definió el resultado. En años recientes, El Tri parecía sentirse despreocupado ante el hecho de jugar contra Estados Unidos en su patio, sumando victorias clave en el proceso. En la noche del domingo, los fantasmas de la era del “dos a cero” parecían merodearles.

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1:56

David Faitelson y José Ramón Fernández analizan qué se espera de la Selección Mexicana en el torneo de Concacaf, luego de perder la final de la Nations League ante Estados Unidos.

¿Qué significa este resultado para Berhalter y Martino?

Carlisle: Digamos de antemano que, incluso si Estados Unidos hubiese perdido el partido en la noche del domingo, Berhalter no sería cesanteado, ni debería haberlo sido. No contratas un técnico y lo pones a gestionar una plantilla en medio de todas las dificultades creadas por la pandemia del coronavirus, para despedirle tres meses antes de disputar las eliminatorias mundialistas debido a… ¿objeciones insignificantes a su planteamiento táctico?

Berhalter obtuvo los resultados esperados previos al partido del domingo. Actualmente, el triunfo sobre México lo consolida en su puesto y le da esa victoria importante que requería su mandato para generar impulso favorable a su programa. Y si bien es cierto que los jugadores cuentan con motivaciones propias para jugar con su selección nacional, era obvio el pasado domingo que este equipo luchó con arrojo para obtener la victoria. Eso habla bien del ambiente creado por Berhalter y lo bien que está calando su mensaje.

Eso no significa que no debamos cuestionar algunas decisiones tomadas por Berhalter. La dependencia sobre Ream, a expensas de Matt Miazga, es insólita. Debemos preguntarnos cuántas oportunidades le quedan a Sargent. Y Pulisic necesita perseguir más el balón. Sin embargo, esta selección se encuentra en franco crecimiento y Berhalter se merece cierto crédito por ello.

Ahora, el seleccionador se podrá dar el lujo de experimentar en la Copa Oro. Después vendrán las eliminatorias mundialistas, que nos darán el veredicto definitivo sobre su mandato.

Gómez: Al inicio de la final de la Liga de Naciones, todo parecía indicar que Martino daría un repaso táctico magistral contra un abrumado Berhalter. Durante los primeros 30 minutos del encuentro, México estaba a una repetición del VAR de tomar ventaja 2-0. Sin embargo, como bien sabemos todos, la tortilla se volteó pocos momentos después, cuando Reyna aprovechó un saque de esquina de los estadounidenses para igualar el marcador.

A partir de ese instante, la mencionada ventaja táctica de México comenzó a disiparse lentamente, a medida que el “Tata” Martino era cada vez más incapaz de depender de sus veloces extremos para desequilibrar a su oponente durante el transcurso del encuentro. Aunque podamos criticar con toda razón la utilización de suplentes por parte de la selección victoriosa; Martino fue igualmente desconcertante en su elección de jugadores y cambios de formación en pleno partido.

En ocasiones, El Tri parecía perdido cuando no podía contar con figuras de la talla de Corona, Lozano y Lainez para crear ofensiva de forma instantánea. Cuando Henry Martín ingresó a la cancha por Corona (quien tenía límite de tiempo debido a una lesión preexistente), la jugada del técnico argentino para equilibrar su ofensiva terminó fracasando. Tal como les ocurrió pocos días antes contra Costa Rica, México se mostró mucho menos peligrosa con un centrodelantero nato que cuando no contaban con él. Berhalter, robando una página del libro de los ticos, retó a El Tri a atacar a su equipo por el medio obstaculizando a los extremos, y le funcionó.

A la defensiva, contra jugadores talentosos caracterizados por su vertiginosa habilidad, mantener a Hector Moreno (33 años) en la cancha durante exactamente 100 minutos fue una decisión que raya en lo irresponsable. Si bien Hector Herrera estaba agotado y bajo constante peligro de ser sancionado con una tarjeta roja a la hora del alargue, traer a Andres Guardado (34 años) para suplirle fue un movimiento cuestionable. Incluso con las piernas frescas, Pulisic y McKennie jugaron a placer contra el mediocampista del Real Betis.

Es cierto que algunas de estas pobres decisiones se pueden atribuir al inminente relevo generacional dentro del combinado mexicano y la ya mencionada falta de profundidad; sin embargo, la toma de decisiones por parte del “Tata” será analizada con cada vez mayor intensidad.

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2:30

David Faitelson habla del crecimiento futbolístico de México y Estados Unidos de cara a los próximos Mundiales.

¿Cómo se proyecta la victoria estadounidense con miras a la Copa Oro y eliminatorias mundialistas?

Carlisle: La plantilla que Berhalter convocará a la Copa Oro será completamente distinta a la que disputó la Liga de Naciones. El seleccionador estadounidense desea y necesita que descansen los jugadores que hacen vida en Europa, luego de participar en largas temporadas con sus clubes. Por el contrario, Berhalter utilizará un grupo conformado en su mayoría por fichas de la MLS. Eso debería ayudarle a obtener algunas respuestas con respecto a quienes serán sus piezas para obtener mayor profundidad, e incluso podría descubrir a uno o dos jugadores (¿Quizás a Daryl Dike?) que pudieran convertirse en colaboradores estables.

Es fácil ver que las eliminatorias mundialistas serán su mayor prioridad, y es allí cuando el público volverá a ver a los jugadores que participaron del triunfo del domingo. Si bien la Liga de Naciones de la CONCACAF no surte impacto directo sobre dicha competición, la inyección de confianza recibida por los estadounidenses debería ser útil en septiembre, cuando se inicie la ronda eliminatoria con una ventana de tres partidos. Una de las razones por las cuales Estados Unidos programó un par de amistosos alrededor de la Liga de Naciones fue imitar el ritmo de ventanas similares; y sin duda, Berhalter ya ha recopilado datos de la actual convocatoria.

La ventana de septiembre incluye un partido de visitante contra Honduras, que siempre representa un encuentro complicado. El cotejo contra Honduras es una frontera que este grupo de jugadores estadounidenses aún no ha transitado, específicamente una fecha de visitante en Centroamérica. Recordemos que, en fase de grupos de la Liga de Naciones, Estados Unidos cayó 2-0 ante Canadá, en partido disputado en Toronto; ambiente que, si bien no es precisamente amistoso, dista mucho de ser el más hostil que encontrarán en la región.

Actualmente, Estados Unidos disfruta de un momento de fuerte impulso con miras a las eliminatorias mundialistas. Un mal resultado en cualquier plaza podría ponerle fin, algo que Berhalter tendrá presente de cara al futuro.

Gómez: Los meses venideros cuentan con potencial para colmar a los seguidores de El Tri de mucha decepción, celebraciones, o una combinación de ambos. Perder contra Estados Unidos en cualquier instancia oficial es inaceptable para México, lo que significa que la selección ahora tendrá a la Copa Oro en mente para cobrar revancha tras perder la corona de la edición inaugural de la Liga de Naciones.

Sin embargo, México también enviará un equipo a los Juegos Olímpicos de Tokio. Considerando las dificultades derivadas de las negociaciones con los clubes europeos para que otorguen los respectivos permisos a sus jugadores (ya que coincide con el inicio de sus temporadas), parece más probable que El Tri convoque futbolistas de la Liga MX o MLS para cubrir las vacantes en su plantilla, incluyendo los tres jugadores mayores de 23 años permitidos dentro del llamado de cada país. Anteriormente mencionamos que Martino ha debido lidiar con distintas limitaciones para conformar la plantilla de la selección absoluta, las cuales se acrecientan a la hora de conformar dos equipos completos.

Los hinchas y medios mexicanos tienen expectativas ambiciosas con sus equipos olímpicos desde que la selección se alzara con la presea de oro en Londres 2012 contra un plantel brasileño considerado como el gran favorito, y este equipo no es la excepción. Incluso si El Tri derrocha todos sus talentos, no será tarea fácil superar a la anfitriona Japón y a Francia, gran favorita para obtener la medalla de oro. Esto crea un escenario en el cual, si México no logra imponerse en la Copa Oro y digamos que no clasifica a cuartos de final en Tokio, el seleccionado nacional llegará a las eliminatorias mundialistas en septiembre en medio de una abundante presión.

Un rápido repaso a las portadas de los diarios y declaraciones de panelistas televisivos tras la derrota contra Estados Unidos lo deja claro: la extensa luna de miel del “Tata” Martino con los mexicanos llegó a su fin y el ambiente solo puede empeorar con el correr de los días. Por ende, es crítico que la selección de México tenga un verano positivo tras esta decepción inicial en Liga de Naciones.

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3:14

Para el Pentapichichi, este tipo de decisiones no convienen al futbol mexicano: “Nos están derritiendo”.

¿Hacia dónde va la rivalidad?

Carlisle: La rivalidad entre Estados Unidos y México ha sufrido recientemente en dos aspectos. El primero es el hecho que, previo a la noche del domingo, México se había impuesto en partidos importantes disputados en años recientes. Teníamos que remontarnos a un encuentro de eliminatorias mundialistas jugado en 2013 en Columbus, Ohio, para ver la última oportunidad en la cual Estados Unidos había ganado un partido con algo más en juego que el orgullo.

El segundo es la frecuencia con la que ambos equipos se enfrentan. Cierto, la pandemia del COVID-19 obligó a tomar una pausa. Sin embargo, antes de 2020, teníamos que remontarnos al 2010 (año mundialista) para encontrar la última ocasión en la que ambas selecciones no se vieron las caras en un año calendario. Los encuentros entre las dos oncenas norteamericanas, en vez de ser ocasiones especiales se convertían en lugar común, disipando la pasión que esta rivalidad despierta. Claro que los partidos amistosos son máquinas de hacer dinero para ambas federaciones. Sin embargo, asumir una filosofía de “menos es más” podría ayudar a mantener la intensidad de la rivalidad.

La mejoría del plantel estadounidense también jugará un rol en aumentar la intensidad de la rivalidad. Ver a un jugador estadounidense participar en una final de UEFA Champions League solía ser un hecho curioso. El año pasado, 10 futbolistas estadounidenses fueron convocados por sus clubes para jugar la fase de grupos de Champions. Posteriormente, 13 jugadores alzaron 10 trofeos en el transcurso de la campaña de clubes. Indudablemente, esa clase de experiencia ayudará a cerrar la brecha con México, que cuenta con una liga doméstica de mayor jerarquía en comparación con la estadounidense.

Gómez: Estados Unidos no había vencido a México en un partido oficial desde 2013. No había ganado una final contra El Tri desde 2007. A pesar de algunos momentos de infarto en ciertos encuentros amistosos (¿Quién recuerda el enfrentamiento Miazga-Lainez?), México podía ufanarse de ejercer dominio prácticamente absoluto sobre su rival más importante en años recientes. Sumemos otras victorias de peso en otros grupos etarios en el fútbol masculino, como el triunfo que eliminó a Estados Unidos de los Juegos Olímpicos la primavera pasada, y era oportuno catalogar a esta rivalidad de unilateral.

Sin embargo, la locura vivida el domingo, amparada por la incompetencia absoluta mostrada por la CONCACAF (con un arbitraje espantoso, un trofeo que quizás fue hecho de anime, y… cierto, la carpa del VAR ubicada de forma inexplicable entre ambos banquillos) dieron lugar a un partido para la eternidad. Esta rivalidad necesita más de esos aspectos que hicieron grandiosa a la final de la Liga de Naciones; y siendo sinceros, los tendrá con creces, gracias a la creciente generación de incipientes figuras estadounidenses, junto con la voluntad mostrada por México en años recientes para unir su talento con técnicos de primer nivel. Es difícil argumentar contra alguien que pronostique que todos los partidos disputados entre ambas selecciones a corto plazo serán sumamente entretenidos. Si los dos combinados avanzan a la final de Copa Oro, tendremos cuatro enfrentamientos directos (incluyendo eliminatorias mundialistas) en los próximos nueve meses.

Si hay algo que, francamente, no contribuye a intensificar o mejorar la rivalidad es el comportamiento mostrado por algunos aficionados que asistieron al encuentro en Denver. Las autoridades deben reprimir a los hinchas que siguen gritando consignas homofóbicas en los partidos y, sin duda, necesitan conseguir una forma de proteger a los jugadores de quienes disparan proyectiles desde las tribunas, similares a los que pudieron haber lesionado a Reyna y Martín. Las campañas poco entusiastas de la Federación Mexicana y la débil aplicación del protocolo de tres pasos por parte de la CONCACAF, que raya en lo risible, han hecho poco para acabar con los malos comportamientos.

Este tipo de actos desafortunados son responsabilidad de ambas federaciones, y eso debería motivarlas para unir esfuerzos con la finalidad de acabar con ellos de una vez por todas.