Inmigrantes en San Diego quieren pero no pueden mandar dinero a sus familiares en México – San Diego Union-Tribune en Español

Toñita, una trabajadora agrícola de San Marcos, no ha podido enviar dinero a sus familiares en México desde hace un mes. Pidió que no se la identificara plenamente debido a su condición de inmigrante no autorizada.

De laborar más de 100 horas a la quincena, ahora solo lo hace 40. Su esposo, dedicado a lo mismo, perdió su empleo, por lo que ahora, de ella dependen sus tres hijos.

Con lo poco que gana, sus ahorros y algunas horas que encuentra para trabajar en otros campos agrícolas, tiene que pagar la renta, los servicios y la comida. Por ello, le es imposible mandar dinero a sus seres queridos en Baja California.

“Aunque queramos, no podemos mandar porque no hay”, lamenta.

Las remesas globales enviadas por los inmigrantes a sus países de origen podrían caer en un 20 por ciento este 2020 en comparación al año anterior debido a las repercusiones económicas por la pandemia del covid-19, según proyecciones del Banco Mundial.

Esta caída, que podría ser la más fuerte en la historia reciente, responde en gran medida a la pérdida de empleos y salarios de trabajadores migrantes que “tienden a ser más vulnerables” durante una crisis económica, señala dicho organismo.

En México, más de 1.5 millones de hogares reciben remesas del extranjero y para muchos de ellos, representa una fuente vital de ingresos. En 2019, se registró un nuevo máximo histórico.

El envío de remesas a México sumó 36 048 millones de dólares, un incremento del 7.04 por ciento en comparación al año anterior, según el Banco de México.

Dicha cifra se verá afectada y mucho dependerá de la profundidad de la crisis económica en Estados Unidos.

Los inmigrantes indocumentados quedaron fuera del paquete de estímulo económico anunciado por el presidente Donald Trump para enfrentar los estragos financieros originados por la pandemia.

Se estima que el 57 por ciento de los inmigrantes excluidos viven en los estados más afectados por la crisis del coronavirus como California, Nueva York, Florida, Texas e Illinois, cita el economista Alejandro Díaz Bautista del Colegio de la Frontera Norte (Colef).

“Se espera una reducción en las remesas a Baja California y a todo México debido al incremento histórico del desempleo en Estados Unidos”, reitera.

Martha, residente de San Diego, es una de las afectadas, tampoco quiso dar su nombre completo.

Luego de trabajar 20 años en restaurantes y limpiando casas, de la noche a la mañana se quedó sin empleo.

Una de sus principales preocupaciones es no poder mandar dinero a su familia en la Ciudad de México, ya que su padre se recupera de una fractura en una pierna.

“Ahorita si está uno como frustrado, como en shock”, dice. “A mi papá hay que estarlo llevando al doctor, entonces hay que pagar transporte, los laboratorios y otros gastos”.

Si bien no califica para el apoyo federal podría ser elegible para el estímulo monetario para indocumentados anunciado la semana pasada por el gobernador de California, Gavin Newsom.

Sin embargo, teme que dicho beneficio solo alcanzará para pagar la mitad de un mes de renta, por lo que sabe no podrá mandar dinero a casa el próximo mes. Por su estatus migratorio, no puede solicitar el subsidio por desempleo.

La compañía WorldRemit, plataforma digital para el envío de remesas, detectó una caída en las solicitudes de dicho servicio desde finales de marzo.

En febrero se había registrado un crecimiento “bastante robusto” debido en gran parte a la depreciación del peso mexicano y colombiano, explica Erick Schneider, gerente regional de WorldRemit para Latinoamérica y el Caribe.

Aunado a ello, la empresa mantenía un crecimiento anual del 150 por ciento en el número de clientes que utilizan este servicio digital, menciona.

Definió la situación de preocupante para la economía general de los países en Latinoamérica, principalmente aquellos con una alta dependencia en las remesas.

“Los destinatarios los usan para ir a la escuela, comprar medicinas, pagar su hogar y también, para comprar comida, es decir, las cosas básicas”, señala.

En medio de la pandemia y aún con el fortalecimiento del dólar, muchos inmigrantes cuidan lo poco que reciben.

Este viernes en las ventanillas de los bancos en México, el dólar estadounidense se compra en promedio casi 24 pesos y se vende en cerca de 25 pesos.

Bajo otras condiciones este escenario propiciaba un cambio en el comportamiento de los envíos de remesas.

“En el corto plazo envían más porque es un tiempo oportuno”, explica Schneider.

“Pero si se mantiene a ese nivel, eventualmente mandan un poquito menos porque sigue siendo el mismo monto en pesos”.

Toñita siente esa frustración de no poder enviar dinero a los suyos.

“Ahorita vemos el dólar que sube y aunque uno quisiera no se puede”, sostiene.

Busca trabajo por donde puede mientras recupera las horas en el campo en que labora. Reconoce que la incertidumbre crece día a día con la cuarentena.

“Ya nos estamos desesperando, y más si esto se sigue extendiendo y extendiendo”.