Esta es la ‘Bestia’ que le ha dado a Latinoamérica una poderosa nominación al Oscar – Los Angeles Times

Los últimos días han estado lleno de sorpresas para los creadores de “Bestia”, el trabajo chileno que, al haber sido nominado al Oscar en la categoría de Mejor Cortometraje Animado, se ha convertido en la única producción estrictamente latinoamericana en competencia (se puede ver en Estados Unidos a través de la modalidad de Video On Demand).

La semana pasada, tras su llegada a Los Ángeles desde la nación andina, el director Hugo Covarrubias y el productor Tevo Díaz asistieron al tradicional almuerzo de nominados, donde tuvieron no solo la oportunidad de conocer a algunos de los talentos más grandes de Hollywood, sino también de obtener fotografías -difundidas luego en las redes sociales- donde se ve por separado a Guillermo del Toro y a Steven Spielberg mientras sostienen el muñeco de la protagonista del corto, que representa a Íngrid Olderöck, una siniestra agente encubierta de la dictadura pinochetista que participó directamente en toda clase de violaciones a los derechos humanos.

“Estar en ese evento fue algo muy cálido, muy cercano; hizo que dejáramos de sentirnos tan nerviosos, porque estábamos un poco ansiosos con todo lo que se genera al estar nominados por primera vez al Oscar”, fue lo primero que nos dijo Covarrubias durante una reciente entrevista compartida con Díaz.

“Bestia” se suma a la buena fortuna que vienen teniendo las producciones cinematográficas chilenas de todo tipo en lo que respecta a los Premios de la Academia. En el 2016, “Historia de un oso” ganó el Oscar como Mejor Cortometraje Animado; dos años después, “Una mujer fantástica” se llevó el galardón a la Mejor Película en Idioma Extranjero; y en el 2021, “El agente topo” obtuvo una nominación en el rubro de Mejor Largometraje Documental.

“Desde el fin de la dictadura, Chile ha tenido políticas de estado que han intentado potenciar nuestra industria audiovisual, y lo que estamos teniendo ahora son los frutos de esos esfuerzos”, nos dijo Díaz. “Más allá del plano individual, lo que está pasando en este momento beneficia a todos los creadores que existen por allá, y permite que se fijen en nosotros como un país que realmente sabe del tema”.

A paso lento, pero seguro

A estas alturas, Covarrubias es ya una suerte de veterano de la ‘stop motion’, la técnica cuadro por cuadro que se luce en todo su esplendor en “Bestia”, pero que él ha venido empleando desde el 2005, cuando participó en “Maleza”, una obra de teatro con actrices en vivo que era interrumpida por pantallas donde se proyectaban escenas de animación.

Después de eso, llegaron dos cortometrajes y tres series televisivas, todas bajo el mismo formato. “En el 2016, Tevo -que no había colaborado todavía conmigo-, yo y las tres personas que me han acompañado desde el inicio -Cecilia Toro como productora general, Constanza Wette como directora de arte y Matías Delgado como animador- empezamos a trabajar en una idea que originalmente iba a plasmarse en una serie con historias distintas y que finalmente se convirtió en un cortometraje, por temas de producción y de presupuesto”, describió el director. “Lo bueno es que esa decisión nos permitió volcar toda la energía que teníamos en este relato, que era el más interesante”.

Díaz no formó parte de la primera etapa profesional de Covarrubias, pero haberse sumado al equipo creativo de su compatriota no fue una casualidad. “Mi ‘background’ es totalmente distinto, porque vengo del mundo documental”, aclaró; “pero el tema que se trata en ‘Bestia’, y que está basado en hechos reales, se cruzaba con mis intereses, ya que mi propio trabajo como director ha estado principalmente relacionado a sucesos históricos”.

Como lo saben bien quienes están familiarizados con esta técnica, la ‘stop motion’ implica un proceso mucho más arduo y prolongado que el de la animación tradicional o computarizada. “Es una técnica muy compleja, y me llamó la atención desde el inicio por eso mismo, debido a que me gusta aproximarme a formas complejas de realización”, retomó Covarrubias. “También me llamó también la atención por la mezcla de labores que involucra, porque a mí me gusta mucho la plástica, las artes visuales, esculpir y dibujar”.

El realizador recuerda el gran interés que provocó en él el mundo cine desde que era un niño, y celebra haberse involucrado en este pese a que no logró estudiarlo de forma académica, como pretendía. “Terminé haciéndolo de forma autodidacta, investigando acerca del guion y de las cámaras; y pasó lo mismo con la animación, porque tampoco la estudié”, reconoció, antes de precisar que acudió en cambio a las aulas para convertirse en un diseñador gráfico.

“Participo siempre en todos los procesos: he sido constructor de ‘props’, he escrito el guion, hago la fotografía, soy animador”, detalló. “Con el paso del tiempo, enfocarme en la ‘stop motion’ empezó a cobrar cada vez más sentido, porque la primera vez que me aproximé a ella fue con esta obra de teatro que era ya era un ‘thriller’ psicológico, con claros referentes a los títulos del género de los ’50, ’60 y ’70, incluyendo a Alfred Hitchcock”.

Si Covarrubias menciona estos detalles es porque, más allá de que retrata a una mujer de la vida real, “Bestia” navega por los mismos terrenos dramáticos. “Todas mis obras han tenido este ‘approach’ a la psicología de los personajes, y esta técnica me parece la forma ideal para representar las imágenes mentales de mis personajes”, reflexionó. “En ‘Bestia’ apliqué cosas con las que había estado experimentando para lograr también una coherencia estética, a la que suma una historia en la que cada uno de los elementos visuales se conjugan de la mejor forma”.

Una escena del cortometraje.

Una escena del cortometraje.

(Maleza Estudio)

La memoria necesaria

Covarrubias reconoce que el cortometraje nominado es lo más explícito que ha hecho en el plano político, porque trata de una mujer que cometió torturas durante la etapa más cruenta de la dictadura militar; sus trabajos anteriores fueron mucho más alegóricos. “‘Maleza’ hablaba de la reclusión de una niña en una casa; “Un poco invisible” era la historia de una familia cuya mamá había desaparecido”, recordó, en referencia a obras previas.

Ni Covarrubias ni Díaz sufrieron en carne propia los estragos de la dictadura pinochetista, lo que los ha hecho susceptibles a las críticas de quienes pretenden enterrar el pasado, por más infame que haya sido. “Afortunadamente, yo no tuve ningún familiar detenido o desaparecido, pero Tevo conoce gente que fue torturada o que fue hija o hijo de algún torturado o desaparecido”, señaló el director. “Lo cierto es que ha habido mucha impunidad, muchas personas que han muerto sin haber pagado sus crímenes. Las heridas están lejos de sanarse”.

Díaz asegura que su país se encuentra en un momento muy intenso de polarización, pese a la reciente llegada al poder del exlíder estudiantil Gabriel Boric. “Siempre sale eso de por qué estás hablando de un tema que no viviste”, admitió el productor. “Es una manera ridícula de callar o de tener argumentos no válidos para que alguien no hable sobre un tema importante”.

“En estos casos, es también importante la búsqueda de la verdad, porque existe la posibilidad de investigar o de hablar de uno mismo a través de un personaje”, intervino Covarrubias, quien usó sus propias manos para darle movimiento a los personajes de “Bestia”. “Yo, por ejemplo, cuando me enfrenté a tener que actuar como Olderöck sin haberla conocido, tuve que poner un poco de mi propia verdad en el trabajo. Lo que hice fue investigar mucho más y tratar de interpretarla de una forma completamente verosímil y seria”.

El productor Tevo Díaz.

El productor Tevo Díaz.

(Cristian Vega)

Un pasado inquietante

La presencia de la ‘stop motion’, el empleo de la cerámica en el aspecto físico de la protagonista, la falta completa de diálogos y la implementación de una banda sonora siniestra se unen para ofrecer una mirada particularmente perturbadora de Olderöck, la hija de dos inmigrantes alemanes con ideología nazi que adiestró perros para violar a mujeres y hombres.

“Me enteré del tema hace como veinte años, cuando asistí a una universidad neoyorquina para presentar la serie documental ‘Pinochet and Beyond’ y, durante la charla pública que se dio después, escuché el relato de una mujer llamada Nieves, que contó el modo en que había sido torturada por un perro”, señaló Díaz. “Como el relato era tan fuerte, yo creí que no era cierto; pero mucho después contacté en Valparaíso a Luis Aramburu, un dirigente de familiares de desaparecidos, y me contó la experiencia que había tenido en el mismo centro de detención, conocido como la Venda Sexy”.

“Desafortunadamente, esta es una realidad que se dio en nuestro país y que muchas personas siguen contando; y ahora, con el posicionamiento mundial de ‘Bestia’, en la televisión chilena han salido muchos relatos de otras personas que no conocíamos”, prosiguió el productor. “Incluso en Francia, se ha dado a conocer la historia de una persona que estaba ligada sentimentalmente a alguien que había estado en la Venda Sexy”.

Del mismo modo, Covarrubias siente que el proyecto ha sido provechoso, y en más de un sentido. “Es súper interesante lo que se ha generado al revisitar esta historia y tratar de interpretarla desde un punto de vista filosófico y reflexivo, porque eso deja en evidencia el efecto que tiene el ejercicio de memoria a través del arte”, señaló. “Uno se entera de datos adicionales acerca de historias que a lo mejor han estado un poco guardadas”.

El trabajo se basa en un siniestro personaje de la vida real.

El trabajo se basa en un siniestro personaje de la vida real.

(Maleza Estudio)

La presencia de los nazis en Sudamérica tras la caída de Alemania en la Segunda Guerra Mundial es un fenómeno aterrador y fascinante que ha sido analizado por distintas fuentes, entre las que se encuentra una producción no demasiado alejada de “Bestia”.

“Existe otro trabajo chileno de animación llamado ‘Casa Lobo’ que, a pesar de ser mucho más experimental que el nuestro, habla de Colonia Dignidad, una comunidad de alemanes en el sur de Chile que colaboró directamente con la dictadura [pinochetista], y que en el fondo era una especie de secta”, describió Covarrubias, en alusión a un título del 2018 que causó bastante revuelo internacional.

“En ese sentido, Chile es un país curioso, al igual que Argentina; hay incluso un documental de Netflix [llamado por aquí “Colonia Dignidad: A Sinister Sect”] en el que se muestra que, antes que nada, se trató de una filosofía y de una manera de ver el mundo”, dijo por su parte Diaz. “Fue todo un experimento que, el día de hoy, parece casi imposible de creer, aunque sucedió, por supuesto”.

El mismo productor recuerda la existencia de una tendencia literaria chilena de filiación alemana y nazi que permanece activa, y cuyo exponente más internacional fue el ya fallecido Miguel Serrano. “Lo que defendía él era un ‘hitlerismo esotérico’ que tenía características propias, pero cuyo legado se mantiene”, afirmó.

Con esperanzas

El rodaje de “Bestia”, que se extendió por cerca de tres años, se cruzó con el estallido social que se produjo en Chile a fines del 2019, lo que retrasó su producción, que esos momentos se encontraba prácticamente en la etapa final. “Políticamente, el estallido fue muy significativo, y a pesar de la pausa que nos dio, le otorgó mucho sentido a lo que estábamos haciendo”, comentó Covarrubias. “Después vino la pandemia, que nos obligó a parar de nuevo, pero que me dio a la vez tiempo adicional para repensar ciertas escenas”.

Finalmente, los dos cineastas esperan que este contundente cortometraje se inscriba de algún modo en el espíritu de cambio que se respira en su país ante el inminente cambio de Constitución y la asunción del izquierdista Boric, de quien se esperan cambios en el sistema de salud, una protección activa del medio ambiente y una defensa clara de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTQ.

“Yo me siento súper bien con su llegada, porque implica además un cambio generacional; es un presidente muy joven con un equipo muy joven”, dijo Díaz. “Hay una energía positiva, porque se trata también de personas que vienen con ideales cimentados en la justicia social. Por supuesto, no sería lo mismo si fueran jóvenes con mentalidades fascistas”.

Covarrubias parece estar completamente de acuerdo con las palabras de su compañero de labores. “Me siento feliz. Antes de las elecciones, estaba aterrado, porque no se supo hasta el último momento lo que podía pasar”, enfatizó. “Nosotros estamos alineados con esta forma de pensar, también como artistas, y esperamos que todo salga bien, porque seguimos siendo parte de un país muy complicado y muy dividido”.