‘En Latinoamérica hay gente de clase media que no tiene para comer’ – Portafolio.co

A medida que transcurre la pandemia, son más los datos que se tienen sobre su impacto. El desempleo es uno de los principales, al igual que el incremento de la pobreza. Pero, sumado a estos, hay uno igual de peligroso: el hambre.

(‘Colombia podría ayudar a solucionar el hambre en el mundo’). 

Tal como afirma Julio Berdegué, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para Latinoamérica, la situación llega a tal gravedad que incluso personas de clase media no tienen lo suficiente para su dieta básica.

¿Cómo valora la gravedad de la situación de hambre?

Las cifras son muy malas y tristes. Nuestros datos son de antes de la pandemia, y ya eran negativos, pues por quinto año consecutivo se incrementan en la región las personas en condición de hambre o subalimentados hasta 48 millones.

(El hambre, la otra pandemia que amenaza a Latinoamérica). 

La proyección es que al 2030, cuando deberíamos tener hambre cero, no solo no vamos a lograrlo, sino que en la región tendríamos 67 millones de personas en esta situación.

Ahora, la crisis económica provocada por la covid-19 va a agregar a este problema. Se espera que se aumente en 28 millones de personas la pobreza extrema, que casi por definición sufrirán algún tipo de inseguridad alimentaria, por lo que sin problema podremos ver 60 o 70 millones en esta situación. La coyuntura es dramática y vamos a perder todo el avance logrado a lo largo de este siglo.

¿Ustedes lo consideran una pandemia de hambre?

El coronavirus está matando a decenas de miles en América Latina y el hambre no va a tener ese efecto. Pero estamos hablando de niños y niñas, de mujeres embarazadas que no comen lo suficiente para satisfacer sus necesidades de energía, no que no coman bien, sino de un consumo básico para funcionar. No es tan grave como el impacto sanitario, pero es un golpe social brutal.

¿Cómo está la región frente al resto del mundo?

En número de personas en condición de hambre hay más en Asia o África, pero la nuestra es la región en la que crece más, o más se deteriora. Esto porque los niveles de desigualdad son muy altos y esta pandemia agrava fenómenos que ya existían, como el problema de la informalidad, quienes son mucho más vulnerables a caer a esta situación.

(Latinoamérica lidera aumento de personas que pasan hambre por covid-19). 

Aquí en Santiago de Chile hemos visto una explosión en ollas comunes y comedores populares como no se veía desde la década perdida. Es un problema muy grave en una región en la que no falta la comida, ahí está, el problema es que la gente no tiene el dinero necesario para adquirirla.

¿Esta situación afecta también a la clase media?

Las autoridades de los países dicen que hacía décadas que no acudían al Estado personas de clase media que no alcanzan a comprar suficientes alimentos. Es decir, no hablamos solo de gente en condición de calle, esta situación hace que en Latinoamérica haya personas de clase media, que han perdido su empleo o su ingreso y a quienes no les alcanza para comer.

Esto demuestra que en la región las clases medias son muy precarias y vulnerables, cualquier shock, una pérdida de empleo o una enfermedad, los golpea muy fuerte, y este no es un choque cualquiera, es una bomba atómica, el más fuerte de las últimas décadas.

¿Cuál es la situación de Colombia en todo esto?

Colombia antes de la pandemia tenía 2,7 millones de personas en condición de hambre, o el 5,5% de la población. También habíamos hecho una advertencia sobre la situación de los migrantes venezolanos, los cuales tienen niveles muy altos de este problema.

Ahora, esto se va a agravar también en Colombia. Si miramos las estimaciones de aumento de pobreza extrema, que pasaría de 5 a 7,2 millones, esto serían 2,2 millones de personas adicionales en riesgo de sumarse a la condición de hambre. Podemos llegar a hablar de 5 millones de colombianos en condición de subalimentación.

¿Cuándo cree que se podrían recuperar los niveles anteriores?

En 2008 se tardó casi 10 años en volver a los niveles previos, y esa fue una crisis muchísimo menos grave. Pero es muy difícil hacer una proyección, todo dependerá de qué tan profunda será la actual y cómo van a responder los países. Estos pronósticos son eso, y está en manos de las naciones hacer que esos números no se cumplan.

¿Qué opina de propuestas como la renta básica?

Junto con Cepal presentamos un informe en el que nosotros planteamos la necesidad de implementar un bono contra el hambre y la Cepal, la renta básica.

Nuestro planteamiento es un bono adicional a la renta básica como medida coyuntural que se enfoque en personas en condición de extrema pobreza.

¿Cómo es posible que una dieta sea más cara aquí que en resto del mundo?

En efecto descubrimos que nuestra región es la más cara del mundo, incluyendo Europa y Estados Unidos, en términos del costo de una dieta, y particularmente de una saludable.

Hay tres tipos: la suficiente en cuanto a energía, una dieta suficiente en nutrientes y una saludable, y en los tres casos somos extremadamente costosos.

Para 104 millones de personas en nuestra región, de 650 millones, una dieta saludable está totalmente fuera del alcance de su bolsillo, pues esta cuesta 3,3 veces más caro que la línea de la pobreza en la región.

Esto es porque no hemos tenido una política que promueva una alimentación saludable, no hemos invertido en infraestructura y eso encarece el costo de los productos y no hacemos inversiones en I+D en este tipo de alimentos al mismo tiempo que se ha abaratado mucho las comidas no saludables.

A pesar de tener un alto número de personas con hambre, somos una de las regiones con más obesidad. Todo esto lleva al punto de que tenemos que repensar nuestras políticas alimentarias, las cuales no existen en ningún país, y su ausencia es lo que nos ha llegado a la actual situación.

¿Les preocupa el mayor proteccionismo en los países de Latinoamérica?

Desde que empezó la pandemia la FAO fue clara en cuanto a que el primer objetivo indispensable era mantener vivas las cadenas globales de distribución de alimentos. En la crisis anterior muchos países se cerraron a la exportación y eso disparó los precios.

Ahora seguimos pensando que impedir el funcionamiento de los mercados y tomar medidas proteccionistas agravaría la crisis alimentaria sin ninguna duda, es realmente como dispararnos a nosotros mismos en los pies.

Rubén López Pérez
En Twitter: @rlopezper