En EEUU se impone una visión partidista de la econmía – La Voz Lancaster

APPLETON, Wisconsin, EE.UU. (AP) — Scott Rice está convencido de que Donald Trump salvará la economía de Estados Unidos y nada puede hacerlo cambiar de opinión. Ni los negocios que cierran, ni los amigos que se quedan sin trabajo ni los tropiezos del gobierno en la lucha contra el coronavirus.

Era de los que expresaban escepticismo sobre el virus. Hasta que el COVID-19 irrumpió en la papelera donde trabaja y él se contagió. Perdió su apetito, estuvo en cama afiebrado, sudando. Su cuerpo parecía en guerra consigo mismo.

Después de permanecer 16 días en su casa, Rice les dijo a sus compañeros de trabajo que la enfermedad era real y metía miedo. Pero que seguía decidido a votar por Trump porque la bolsa de valores estaba subiendo.

“La economía, los 401(k)”, explicó Rice, aludiendo a fondos de pensiones. “Está generando empleos. Muchos empleos. Es un empresario”.

La fe de Rice es el principal sostén de las esperanzas de reelección del presidente. Que los estadounidenses decidan que el estado de la economía es lo suficientemente sólido como para darle un segundo mandato.

Pero en Appleton, ciudad de 75.000 habitantes en las riberas del río Fox, la salud de la economía no se mide por la cantidad de empleos, las cuentas bancarias ni los convenios colectivos de trabajo. Se juzga desde una perspectiva política, a partir de los hechos que los votantes quieren ver y escuchar, y los que no.

Lo mire por donde se lo mire, la promesa de Trump de una recuperación económica en sitios como Appleton no se cumplió. La zona perdió 8.000 empleos desde que fue elegido.

Si bien hay gente como Rice que no cambia de parecer, hay otros que ya no toleran el estado de cosas. Barack Obama ganó aquí en el 2012, pero cuatro años después el electorado local votó por Trump, quien no puede darse el lujo de perder demasiados votos en un estado con 2,8 millones de votantes, que ganó por 22.000 votos.

Biden tiene una leve ventaja sobre Trump en la última encuesta de la Marquette Law School en Wisconsin. El índice de desaprobación de Trump subió del 49% al 54% desde principios del año. El 52% de los consultados en Wisconsin aprueba el manejo de la economía, mientras que el 56% desaprueba el manejo de Trump de la pandemia.

El propio Rice admite que la economía es un argumento a favor de Trump y también en contra. Su hija de 20 años, Cassidy, se lo recuerda. Estudia salud pública en la Universidad George Washington y votará por primera vez. Por Biden.

“Hubo una pandemia, que tuvo esas consecuencias económicas. Que deben ser un llamado de atención. Tal vez no estemos haciendo las cosas bien”, dijo la hija.

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Trump ganó la presidencia captando decenas de miles de votos en ciudades pequeñas y medianas de Wisconsin, Michigan y Pensilvania.

En sitios como Appleton. Ciudad de piedra y ladrillos sobre el río Fox, cuyas corrientes alimentan las humeantes papeleras que generaron fortunas. Hoy hay condominios, cafés, oficinas y un sendero para correr junto al río.

El sendero termina en la céntrica Plaza Houdini, un homenaje al hijo pródigo de la ciudad, el ilusionista Harry Houdini. Sus palabras están escritas en un monumento erigido en el sitio que alguna vez ocupó la casa donde pasó su infancia. “Lo que ven los ojos y escuchan los oídos, la mente lo cree”.

Tal vez no hay a mejor explicación para lo que vive la política estadounidense de hoy.

Los votantes de Trump creen las cosas que dice el presidente sobre la economía, mientras que los partidarios de Biden opinan que es todo una ilusión, que Trump heredó una economía en plena recuperación que le dejó Obama y que ahora, en medio de la pandemia, no tiene un plan para sacarla a flote.

Los dos bandos no se ponen de acuerdo en nada en relación con la economía.

“La política ha dado paso a una guerra tribal que solo se enfoca en las elecciones, cuando deberíamos concentrarnos en las políticas y los resultados”, manifestó John Burke, director ejecutivo y presidente de Trek Bicycles, firma de Wisconsin, y uno de los empresarios más prominentes del estado.

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Tras el revés del 2016, los demócratas se pusieron manos a la obra. Lee Snodgrass asumió la conducción de la rama local del partido y comenzó a golpear puertas incluso en zonas donde había ganado Trump.

Candidata ahora a la legislatura estatal, Snodgrass dice que los republicanos siguen defendiendo a Trump a pesar de la pérdida de millones de empleos y la enorme cantidad de muertos por el COVID-19.

Los votantes republicanos admiten que el comportamiento de Trump es vulgar. Pero destacan que el desempleo era del 3,5% antes de la pandemia. Dicen que consiguió mejores condiciones para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Atribuyen grandes logros a Trump a pesar de que el desempleo cuando asumió era de un saludable 4,7% y de que bajo su gobierno el déficit comercial con México fue de 101.000 millones de dólares, más alto que en cualquier año de la gestión de Obama.

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En el Midwest Paper Group, donde trabaja Scott Rice, hubo una recuperación, pero el mérito fue del sindicato y del ejecutivo del condado de Outagamie, no de Trump.

Más de 600 trabajadores fueron despedidos y se veía venir el cierre de la papelera en una región en la que uno de cada cinco empleos corresponden a fábricas.

“La mayoría estábamos resignados”, dijo Tom Nelson, el ejecutivo del condado. “La industria papelera era considerada vieja y anticuada, incapaz de competir por las importaciones, acuerdos comerciantes injustos y el uso de aparatos electrónicos”.

Los trabajadores, el sindicato y Nelson negociaron y llegaron a un acuerdo con un tribunal de bancarrotas, por el cual la papelera incorporó nuevas máquinas para producir cartón y aprovechar la creciente demanda de ese producto para empacar los artículos que vende Amazon. Doce horas al día Rice está a cargo de una sala de controles. Luce un barbijo que dice “USA”.

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Los tres depósitos que Trek tiene en Estados Unidos quedaron vacíos en agosto debido a la enorme demanda de bicicletas que hubo por la pandemia. Su CEO Burke, no obstante, se preocupaba por el estado de la economía.

Este año actualizó un libro que había publicado en el 2016: “Manual presidencial para el 2020: 16 soluciones no partidistas para salvar a Estados Unidos” (Presidential Playbook 2020: 16 Nonpartisan Solutions to Save America).

Según Burke, Trump ignora muchas cosas importantes. Hay huracanes e incendios forestales asociados con el cambio climático. No se invierte suficiente dinero en los niños. Y Trump restó importancia al principio a la amenaza que representaba el COVID-19.

En Appleton se perdieron casi el 40% de los trabajos en restaurantes, hoteles y entretenimientos. Muchos restaurantes cerraron. Los hoteles están desocupados.

David Oliver, de 59 años, dueño de la vinoteca Dowtown, Mondo!, dice que las empresas necesitan más ayuda del gobierno y cuestiona la gestión de Trump.

“Se supone que están a favor del empresariado”, dijo Oliver. “Pero buena parte del Partido Republicano ha adoptado el pensamiento mágico de Trump, según el cual la economía marcha bien y el virus desaparecerá solo”.

La pandemia acabó con la confianza del consumidor, según Marvin Murphy, un octogenario de Appleton propietario de la revista Fox Cities. Calcula que habló con los dueños de todos los negocios que hay en un radio de 110 kilómetros (70 millas) a la redonda.

“El COVID ha generado mucho pesimismo en torno a la economía. Eso es nefasto”, expresó.

Murphy se sirvió un café en el jardín de su casa con vista al río Wolf y lamentó el que tanta gente procese lo que pasa a través de lo que ve y escucha en televisión.

“La realidad no importa”, afirmó. “Lo que importa es la percepción de la realidad”.