De buscar petróleo en el golfo de México a salvar migrantes en el Mediterráneo central – EL PAÍS

EL PAÍS contará durante los próximos días la nueva misión de búsqueda y salvamento de personas en el mar que lleva a cabo Médicos Sin Fronteras en el Mediterráneo central. Esta es la primera entrega de nuestro cuaderno de a bordo:

De México al Mediterráneo. El Geo Barents, que anteriormente había sido un buque que ayudaba en la búsqueda de gas y petróleo en el golfo de México, se ha convertido en el barco de rescate más grande de los seis con los que ha trabajado Médicos Sin Fronteras (MSF). La ONG empezó a patrullar el Mediterráneo en 2015 y ahora, como casi cada año, vuelve a salir para salvar vidas.

Con capacidad para más de 300 personas, la nave ha sido modificada para cumplir con los requisitos de una embarcación de rescate. En el espacio donde se acumulaban papeles, documentos, y todo tipo de artilugios para la exploración gasística, ahora hay una enfermería, una sala de partos y otra de observación a la espera de poder atender a los migrantes que intercepten a la deriva. El buque, con 76,95 metros de eslora, tiene dos cubiertas independientes donde previsiblemente se alojarán cientos de personas que estos días se juegan la vida para intentar alcanzar suelo europeo. Arriba irán las mujeres y los niños; abajo, los hombres. Además, lleva un cargamento de una tonelada de medicinas, 1.200 mantas y 12,5 toneladas de comida para los rescatados.

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Primer rescate inesperado. El Geo Barents, con bandera noruega, partió el pasado 13 de mayo de las costas del mar del Norte rumbo al Mediterráneo. En su trayecto tuvo que hacer dos paradas; una en Zeebruge (Bélgica) y otra en Algeciras, donde inesperadamente ya realizó su primer rescate. A punto de entrar en el puerto español, mientras la tripulación esperaba a que se completara la transferencia de suministros desde otro barco más pequeño, a Katrin Brubakk, responsable de salud mental de MSF, le pareció oír gritos de socorro. En tan solo unos segundos sonó la alarma y los rescatistas, la tripulación y los médicos se pusieron en marcha. El Geo Barents salvó a tres personas que intentaban llegar a nado a España. Finalmente, los migrantes fueron trasladados a un barco de la Guardia Costera española.

Una vez finalizado este primer rescate, los 19 miembros de la tripulación de MSF (cinco médicos, una asesora, un mediador cultural, una oficial de derechos humanos, una encargada de prensa, un responsable de logística, la jefa de la misión y ocho rescatistas) empezaron a preparar las bolsas que recibirán los rescatados una vez que estén a salvo en el Geo Barents. A cada uno de ellos se le entregará un pantalón de chándal de algodón gris, una camiseta blanca, un par de calcetines, un gorro, una manta, agua, zumo, una taza y un pequeño neceser.

Ángel y Thomas, miembros de la tripulación de Médicos Sin Fronteras, preparan las bolsas que recibirán los rescatados.
Ángel y Thomas, miembros de la tripulación de Médicos Sin Fronteras, preparan las bolsas que recibirán los rescatados.

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Simulacros. El día empieza temprano. A las 7.00 de la mañana la jefa de la misión, la canadiense Barbara Deck, convoca la reunión diaria para organizar la jornada. Habitualmente es a las 8.30, pero como hace buen tiempo quieren aprovechar al máximo para hacer simulacros y practicar las maniobras de rescate con las lanchas rápidas, en las que caben unas 35 personas. El equipo simula un rescate con un muñeco con un peso similar al de un adulto con ropa mojada. Le agarran entre dos por las axilas para meterlo en la lancha. Después, practican la mejor forma de acercarse al Geo Barents para cuando tengan que subir a los migrantes a bordo. Una vez finalizadas las maniobras, se convoca una reunión para analizar lo que ha salido bien y lo que hay que mejorar. No puede quedar ningún cabo suelto.

Mientras el Geo Barents sigue su rumbo hacia la zona SAR (Search and Rescue, Búsqueda y Rescate), frente a las costas del continente africano, llegan noticias de que la Guardia Costera de Túnez ha rescatado a 100 migrantes a la deriva en una patera procedente de Libia. Además, la tripulación del Aita Mari, el barco de la ONG vasca Salvamento Marítimo Humanitario, la única que en estos momentos patrulla aquella zona, avisa a través de sus cuentas en las redes sociales de que hace mal tiempo, lo que hace aún más peligrosa la ya de por sí arriesgada travesía de los cientos de miles de migrantes que desde hace años buscan un futuro mejor en Europa.

El mar está más movido, pero se mantienen las prácticas de rescate previstas para la jornada, ya que en un par de días estaremos ya en la zona SAR. La jefa del equipo de rescate, Ani Montes, con experiencia en otros barcos de MSF, anuncia que mañana se iniciarán las vigilancias en el puente de mando para detectar embarcaciones que hayan naufragado o que estén a la deriva. Además del radar y la radiofrecuencia, también utilizan prismáticos. Muchos de los rescates se realizan así.

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Letrinas y duchas, todo a punto. Los trabajos continúan antes de llegar a la zona SAR. En las dos cubiertas donde se acomodará a los supervivientes ya están instaladas las letrinas y las duchas. También los cubos de basura amarrados de cuatro en cuatro en las columnas metálicas que delimitan el espacio del barco: uno de los requisitos para garantizar que cumple con las condiciones adecuadas para ser una embarcación de rescate. Cada vez las autoridades se han puesto más estrictas con las condiciones que tienen que cumplir, explica Avra Fiala, responsable de comunicación de la misión. Norman Tumesa, segundo oficial de a bordo, explica que han sido necesarias 36 modificaciones.

Maniobras del equipo de rescate de Médicos Sin Fronteras con las lanchas rápidas del 'Geo Barents'.
Maniobras del equipo de rescate de Médicos Sin Fronteras con las lanchas rápidas del ‘Geo Barents’.

Ojos en el horizonte. El Geo Barents navega a nueve nudos, el viento vuelve a soplar con fuerza y los responsables del equipo de rescate deciden aplazar los ejercicios hasta mañana. Eso no quiere decir que no haya actividad a bordo del barco. Comienzan los entrenamientos en el puente de mando con los prismáticos. La tecnología ayuda, pero nada sustituye una buena observación, insiste la asesora técnica del Geo Barents, Madeleine Habib. Lo primero, los ojos se tienen que acostumbrar a mirar al horizonte. Escanear con la vista es fundamental, usar los prismáticos y describir cada detalle de lo que se ve para que en el puente de mando, el capitán pueda identificar en el radar qué puede ser.

Esta franja del Mediterráneo está concurrida, transitan barcos de carga, pesqueros y hay plataformas petroleras, por eso es tan importante estar en alerta. Por la noche, en el puente de mando no habrá más luz que las pantallas de posición y los radares. En caso de necesidad hay una luz roja (como la de las antiguas habitaciones de revelado de fotos), porque cualquier destello de luz que provenga del exterior puede ser clave: los migrantes a veces utilizan la luz de la pantalla de sus teléfonos móviles para alertar de su posición.