Con Joe Biden, todos los caminos vuelven a llevar a Estados Unidos – DW (Español)

EE. UU. sigue siendo el sueño para muchos latinoamericanos necesitados. Después de la política de mano dura de Trump, todo apunta a que habrá un nuevo comienzo en política migratoria. ¿Está justificada la expectativa?

Las imágenes son indignas de la civilización humana: fuerzas de seguridad utilizando gases lacrimógenos y porras para atacar a las personas, incluso a mujeres y niños. Esto sucedió hace poco menos de una semana en el país centroamericano de Guatemala. La llamada “caravana” de migrantes solo pudo detenerse a la fuerza. La mayoría de las 9.000 personas, según informes de los medios, se retiraron, cruzando la frontera hacia su país de origen, Honduras.

“Realmente no puede empeorar”

“La caravana de Honduras refleja la esperanza de muchos migrantes que sienten una conexión con el nuevo presidente de Estados Unidos”, escribió Víctor Clark, profesor de la Universidad Estatal de San Diego y director del Centro Binacional de Derechos Humanos en la ciudad fronteriza de Tijuana, en un correo electrónico a DW.

Clark ha visto cómo Estados Unidos, bajo Donald Trump, se ha aislado aún más en los últimos años. Mucho antes de la presidencia de Trump, un muro de hormigón y acero separaba la Tijuana mexicana de la rica California: “Bajo Trump, parte de él se modernizó. Esto hizo aún más difícil llegar a Estados Unidos”. Con Biden, activistas de derechos humanos como Clark esperan un cambio de estrategia: “Es posible que tengamos demasiadas expectativas, pero en realidad no puede empeorar”, señaló el docente.

Frontera en el sur de México, vigilada por la Guardia Nacional mexicana.

Frontera en el sur de México, vigilada por la Guardia Nacional mexicana.

El gobierno de Biden envió señales claras inmediatamente después de asumir el cargo. De modo que el proyecto fundamental de Trump, el muro, no se llevará más a cabo. Biden también envió ya un proyecto de ley al Congreso. En él se estipula que las personas sin permiso de residencia en EE. UU. deben tener la oportunidad de obtener la ciudadanía estadounidense. Eso podría afectar a unos once millones de personas. Además, Biden ordenó congelar las deportaciones durante 100 días. Durante ese tiempo, se revisarán las regulaciones de inmigración de Estados Unidos. El nuevo presidente también está tratando de encontrar más equilibrio a nivel del lenguaje utilizado, por ejemplo, en vez de usar oficialmente la palabra “extranjero (alien)” se utilizará “no ciudadano” (non citizen) en todos los documentos legales, para “reconocer que Estados Unidos es un país de inmigración”.

Michael Shifter, director del laboratorio latinoamericano de ideas The Dialogue, de Washington, espera ahora un enfoque más humano de los problemas migratorios. “Habrá un giro en cuanto a las políticas restrictivas y crueles de Trump”, escribió Shifter a DW.

Especialmente en Centroamérica las expectativas son altas. La pandemia de coronavirus, los desastres naturales y la mala situación económica no dejan a muchas personas más remedio que emigrar, informa, por su parte, Inés Klissenbauer, asesora regional de la organización de ayuda para América Latina Adveniat. “La gente no huye porque sí, sino por pura necesidad”, subraya Klissenbauer. Ella asume que Biden inicialmente se encargará sobre todo de los inmigrantes que han estado viviendo en EE. UU. durante muchos años sin permiso de residencia.

“Aislamiento, estigmatización y militarización”

Pero también hay muchos asuntos a los que hay que dar un cambio de rumbo al sur de la frontera con Estados Unidos. Por un lado, está el decreto “Permanecer en México” emitido por Donald Trump. Como resultado, alrededor de 60.000 personas han sido deportadas de Estados Unidos a México en los últimos dos años. Allí han estado esperando, algunos durante años, por su procedimiento de asilo. La organización de derechos humanos Human Rights Watch está pidiendo el fin de este decreto, y denunciando la violencia contra las familias, las violaciones y los traumas sufridos por las personas migrantes en la frontera con Estados Unidos.

Ines Klissenbauer, experta en Centroamérica de Adveniat.

Ines Klissenbauer, experta en Centroamérica de Adveniat.

La militarización de la frontera como parte del programa “Frontera Sur” también tomó nuevas formas bajo el gobierno de Trump. Se dice que sus amenazas arancelarias a las exportaciones mexicanas llevaron al actual presidente mexicano, Manuel López Obrador, a rearmarse y a mostrar una gran reticencia en cuanto a dejar pasar a los migrantes de Centroamérica. Esto también lo corrobora el profesor Victor Clark. Por el momento, casi solo las personas desplazadas dentro de México están llegando a Tijuana. Esto se debe, en parte, a la pandemia, pero también al creciente cierre de la frontera sur entre México y Guatemala.

Inés Klissenbauer, de Adveniat, espera sobre todo que con Biden, “la migración a Estados Unidos sea de nuevo posible bajo circunstancias reguladas” y que la política de “aislamiento, estigmatización y militarización” llegue a su fin. Además, se necesitan de nuevo y con urgencia programas de protección para personas particularmente vulnerables, por ejemplo, el “Estatus de Protección Temporal” (TPS), introducido por George Bush. Este permitió a personas víctimas de guerras civiles o desastres naturales obtener permisos de residencia y trabajos temporales en EE. UU. Trump suspendió dicha ley.

Barack Obama fue bastante restrictivo en política migratoria. El número de deportaciones se disparó en sus primeros años en el cargo. El programa “Frontera Sur”, muy criticado hoy, proviene de su gobierno, en el que Biden fue vicepresidente.

(rmr/cp)