Ciencia, tecnología y desarrollo, el camino de Todos – Letra P

La alianza opositora Juntos, que es la continuidad política del anterior gobierno de Cambiemos, sorprende con precandidatos del mundo del conocimiento y las ciencias.

Uno de esos precandidatos dijo recientemente: “Nuestra gran apuesta como Nación debe ser el conocimiento. Tenemos que poner la educación y la tecnología como motores de un proyecto que genere oportunidades y transforme la Argentina para que podamos soñar y tener un horizonte de prosperidad”. Afirmación correcta, incluso atractiva, pero carente del concepto más necesario: ¿Cómo se hace?

Otra precandidata de ese mismo espacio propone que “lo que se estudia en el Conicet pase al privado. Y ahí sí todo ese conocimiento que se genera va a ser motor del desarrollo”. Es claro: Juntos es Cambiemos.

La pasada presidencia de Mauricio Macri no dejó lugar a dudas. Su rumbo fue siempre opuesto a la tecnología y la innovación. Alegando una supuesta modernización y progreso, su saldo fue negativo: desindustrialización, financierización, extranjerización y endeudamiento.

La suma de decisiones tomadas por Macri contra la ciencia, la tecnología y desarrollo, apabulla.

Los y las jóvenes investigadores vieron limitadas sus aspiraciones de ingresar al CONICET; el INVAP sufrió recortes e incumplimientos en proyectos y contratos en marcha, como el ARSAT 3; el conjunto de empresas y otros actores del sector nuclear, junto a la CNEA, se vio diluido a partir de la falta de recursos y de nuevas iniciativas; el INTI desarticuló sus Centros de I+D, y perdió 800 técnicos y especialistas, entre los despidos, retiros voluntarios, renuncias y jubilaciones; la Universidad sufrió falta de presupuesto y pobres paritarias docentes. Este es el modelo de Juntos.

El Frente de Todos vino a dar otra mirada. Venimos a dar al conocimiento científico tecnológico otro lugar. En nuestro modelo de país, ese conocimiento es estratégico. Nuestro criterio general de la política pública es la creación de empleo y el mejoramiento de la calidad de vida de todos los habitantes del país.

En ese sentido, una estrategia virtuosa es la aplicación del conocimiento en general, y del conocimiento científico tecnológico en particular para la resolución de problemas o generación de oportunidades en las cuestiones sociales, medio ambientales y productivas. Para conseguir ese objetivo, y aumentar el impacto de las políticas públicas, es importante seguir avanzando en un proceso de descentralización y acercamiento al territorio, en el relevamiento detallado de las necesidades, y en la adecuación tanto de las políticas como de su instrumentación a las concretas demandas regionales y locales.

Vinculación y articulación en la pospandemia

El actual gobierno nacional trabaja para el desarrollo de las capacidades nacionales en ciencia y tecnología, así como también, de su sistema productivo; pero, fundamentalmente por la articulación e imbricación entre ambas capacidades. A pesar de todas las restricciones que todos conocemos, en un año y medio de crisis sanitaria, logró el aumento de la inversión pública en ciencia y tecnología, incrementó las becas y la incorporación de científicos en el Conicet, la reincorporación de los despedidos en INTI, el plan de incorporación de mil investigadores en organismos y áreas de Estado, creó la Unidad Covid, jerarquizó la Agencia Nacional de Promoción Científico Tecnológica, entre otros logros.

Son hechos concretos de la estrategia de la aplicación del conocimiento científico tecnológico, la síntesis entre conocimiento, problemas y oportunidad. Es la conformación de una política de desarrollo que tiene como objetivo el aumento de la generación de riqueza nacional y de los empleos de calidad; porque la incorporación de conocimientos al sector productivo permite la mejora de la competitividad permitiendo, además, la promoción de las exportaciones con valor agregado, que contribuyen a la generación de divisas y la superación de la restricción externa.

El complejo de investigación científica tecnológica se destaca por la calidad de su producción de conocimientos, está institucionalizada y con una extendida red de organizaciones que incluye a las universidades nacionales. También tiene una amplia matriz productiva, con economías regionales, sectores industriales diversos, y algunos nichos en la frontera tecnológica. Más que nunca en estos tiempos de post pandemia, en la Argentina tenemos que articular estas capacidades en ciencia y tecnología con el sistema productivo.

* Los autores Carlos Gianella, Bruno De Alto, Alberto Briozzo, Oscar Galante y Andrés Dmitruk son integrantes de la Comisión de Innovación, Ciencia y Tecnología del Instituto Antonio Cafiero.