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The New York Times

‘No tenemos nada’: los huracanes podrían generar una oleada de migrantes de Centroamérica

QUEJÁ, Guatemala — Cuando escucharon el bloque de tierra agrietandose y separandose de la montaña, ya estaba enterrando a sus vecinos. Asi que la gente de Queja –los afortunados– salieron corriendo de sus casas sin nada, caminando descalzos en medio de un barro tan alto como sus hijos hasta llegar a tierra firme.Todo lo que queda de esta aldea en Guatemala son sus recuerdos.”Yo aqui vivo”, dijo Jorge Suc Ical, de pie sobre el mar de rocas y escombros fangosos que enterraron su pueblo. “Ahora es camposanto”.Ya paralizada por la pandemia del coronavirus y la crisis economica resultante, Centroamerica se enfrenta a otra catastrofe: la destruccion masiva causada por dos feroces huracanes que llegaron en rapida sucesion el mes pasado, afectando a esos fragiles paises, dos veces.Las tormentas, dos de las mas poderosas de una temporada record, demolieron decenas de miles de hogares, arrasaron con la infraestructura y se tragaron vastas extensiones de tierra de cultivo.La magnitud de la ruina solo empieza a comprenderse, pero es probable que sus repercusiones se extiendan mucho mas alla de la region en los años venideros. Los huracanes afectaron a mas de cinco millones de personas –al menos un millon y medio de ellas son niños– y crearon una nueva clase de refugiados con mas razones que nunca para emigrar.Los oficiales que realizan misiones de rescate dicen que el nivel de daños y el desplazamiento humano les recuerda al huracan Mitch, que hace mas de dos decadas provoco un exodo masivo de Centroamerica a Estados Unidos.”La devastacion es incomparable”, dijo el almirante Craig S. Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, quien se ha encargado de realizar labores de ayuda para los sobrevivientes de la tormenta. “Cuando piensas en la COVID, mas el impacto de estos dos huracanes masivos y consecutivos, algunas estimaciones calculan que se requerira hasta una decada para lograr la recuperacion”.La implacable lluvia y los vientos de los huracanes Eta e Iota derribaron decenas de puentes y dañaron mas de 1400 carreteras en la region, sumergiendo un aeropuerto hondureño y generando lagunas en ciudades enteras de ambos paises. Desde el cielo, las tierras altas del norte de Guatemala parecen haber sido destrozadas, con cortes gigantes que marcan los sitios de los deslizamientos de tierra.Si la devastacion genera una inmigracion masiva pondria a prueba al gobierno entrante de Joe Biden, que ha prometido estar mas abierto a los solicitantes de asilo pero podria tener dificultades politicas para darle la bienvenida a una oleada de solicitantes en la frontera.En Guatemala y Honduras, las autoridades admiten que no pueden comenzar a atender la miseria provocada por las tormentas.El mes pasado, los lideres de ambos paises pidieron a las Naciones Unidas que declaren a Centroamerica como la region mas afectada por el cambio climatico, ya que el calentamiento de las aguas oceanicas hace que muchas tormentas sean mas fuertes y la atmosfera mas calida hace que las lluvias de los huracanes sean mas atroces.”El hambre, la pobreza y la destruccion no tienen años para esperar”, dijo el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, pidiendo mas ayuda exterior. “Si no queremos hordas de centroamericanos buscando irse a otros paises en mejores condiciones de vida tenemos que generar en Centroamerica muros de prosperidad”.Giammattei tambien solicito que Estados Unidos otorgue el estatus de proteccion temporal a los guatemaltecos que se encuentran actualmente en el pais, para que no sean deportados en medio del desastre natural.Ademas, mientras cientos de miles de personas todavia estan hacinadas en los refugios en Guatemala, el riesgo de propagacion del coronavirus es alto. Los trabajadores humanitarios han detectado enfermedades generalizadas en comunidades remotas afectadas por las tormentas.”Estamos frente a una inminente crisis de salud”, dijo Sofia Letona, directora de Antigua al rescate, un grupo de ayuda. “Como resultado no solo de Eta e Iota, sino de comunidades completamente desprotegidas ante una segunda ola de la COVID”.Igual de urgentes son las enfermedades provocadas por la falta de alimentos, agua potable y refugio de las lluvias continuas.”Lo que estoy viendo es que los niños mas pequeños son los mas afectados por el desorden alimenticio”, dijo Francisco Muss, un general retirado que ayuda a liderar la recuperacion de Guatemala.Debido al escaso apoyo gubernamental, los guatemaltecos han tenido que encontrar soluciones creativas. Cerca de la frontera con Mexico, la gente se amontona en balsas hechas a mano para cruzar los inmensos lagos creados por las tormentas. Para atravesar un rio en el este, los viajeros se suben a una canasta de alambre, unida a una tirolina donde solia estar un puente.Francisco Garcia nadaba de un lado a otro, a traves de un canal enlodado, con el fin de recolectar comida para sus vecinos.”Lo hacia durante Mitch”, dijo mientras señalaba a la multitud de jovenes que se habian reunido para verlo hacer su cuarto viaje del dia. “Tienen que aprender”.Nadie sabe exactamente cuantas personas en Queja murieron en el deslizamiento de tierra, aunque las autoridades locales estimaron el numero de muertos en alrededor de cien. El gobierno guatemalteco suspendio la busqueda de personas fallecidas a principios de noviembre.Solo unas semanas antes, la ciudad estaba celebrando: se habia levantado el toque de queda del coronavirus que habia durado un mes y se iba a iniciar el campeonato de la liga de futbol local. La primera ronda se realizo en Queja, conocida por su impecable cancha de futbol de cesped natural. Cientos de personas acudieron para ver a sus equipos favoritos, mientras que los fanaticos locales que se encontraban en Estados Unidos siguieron el juego en vivo por Facebook.”La gente iba alla por el campo”, dijo Álvaro Pop Gue, quien juega como mediocampista en uno de los equipos de Queja. “Era bonito”.Ahora la temporada esta suspendida, mientras su amada cancha de juego se hunde en el agua.Reyna Cal Sis, directora de la escuela primaria de la ciudad, cree que 19 alumnos suyos murieron ese dia, incluidos dos niños del jardin de infantes y un joven de 14 años llamado Martin, a quien le gustaba ayudar a limpiar despues de clases.”Apenas le estaba saliendo bigote”, dijo. “Vivia con su madre y sus hermanos, cerca de donde se deslizo la tierra”.Las rocas que hoy cubren a Queja son casi tan altas como los cables electricos. El unico camino hacia el pueblo esta revestido de un barro tan espeso y humedo que sus habitantes dejan agujeros con la forma de sus piernas, mientras transitan. Sin embargo, cargan sus roperos destrozados y las bolsas de granos de cafe a la espalda, sacando lo que pueden de los escombros de sus hogares.La gente comenzo a irse a Estados Unidos hace solo unos años, pero la profesora Cal Sis esta segura de que muchos mas se marcharan. “Estan decididos, ahora que perdieron casi todo”, dijo.Jorge Suc Ical, de 35 años, estaba almorzando con su familia cuando un sonido sacudio su casa. “Era como dos bombas reventando ahi”, dijo. Salio corriendo y se encontro con un chorro de barro que aplastaba todo lo que veia, lanzando techos y paredes a toda velocidad a traves de la ciudad.”Hay casas ahi enfrente, y de repente venian hacia nosotros”, dijo Suc. “Mucha gente estaba atrapada ahi”.Una de esas personas era su sobrina, Adriana Calel Suc, una niña de 13 años con un don para servir a los clientes que habia perfeccionado vendiendo refrescos y bocadillos en la tienda de su madre. Suc nunca volvio a verla.Despues del desastre, Suc camino durante cuatro horas para llegar a Santa Elena, el pueblo seco mas cercano, arrastrando a su abuelo y pidiendole ayuda a sus familiares mas fuertes y altos para que cargaran a dos de sus hijos por encima del agua que le llegaba hasta la cintura. Pero despues de que el y otros sobrevivientes pasaron semanas en refugios improvisados que fueron instalados en ese pueblo, la hospitalidad se acabo.El sabado, un grupo de residentes de Santa Elena saqueo las provisiones que les habian donado a las personas de Queja. Asi que Suc esta buscando otro lugar adonde ir. No tiene idea de como puede llegar a Estados Unidos, pero esta listo para intentarlo.”En migrar, si estamos pensando”, dijo, mientras miraba la bolsa de maiz cada vez mas pequeña que le quedaba para alimentar a su familia. “Porque para darle pan a nuestros hijos, no tenemos nada”.Oficiales descargan los alimentos que llegaron en un helicoptero militar estadounidense en el pueblo guatemalteco de Playa Grande. (Daniele Volpe/The New York Times)This article originally appeared in The New York Times.(C) 2020 The New York Times Company